Llaman a la detección temprana de Déficit de Atención

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  • Debido al desconocimiento sobre el trastorno, maestros, compañeros de escuela e incluso los mismos familiares, pueden tratar a los niños que lo padecen de manera negativa.

 

El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno común de la infancia que puede afectar a los niños de distintas maneras, distraerse fácilmente y olvidar las cosas con frecuencia, cambiar rápidamente de una actividad a otra o tener problemas para seguir instrucciones, así como para controlar las emociones, pueden ser indicativos de dicho padecimiento, explicó la directora del Instituto de Salud Mental del Estado de Durango (ISMED), María Soledad Ruiz Canaán.

La funcionaria estatal, reconoció que debido al desconocimiento sobre el trastorno, maestros, compañeros de escuela e incluso los mismos familiares, pueden tratar a los niños que lo padecen de manera negativa “regaños, insultos, descalificativos, castigos o ignorarlos con frecuencia, pueden ser algunas de las formas que las personas que los rodean expresen su desapruebo ante la conducta del menor, sin embargo, esto más que ayudar, genera también otros problemas en la salud mental del niño con TDAH”.

Explicó que este trastorno tiene tres factores principales que pueden estar presentes y afectan directamente en la conducta del niño que lo padece, el primero de ellos la hiperactividad donde el niño presenta un nivel superior e inapropiado de actividad respecto a su edad, el segundo la impulsividad, le cuesta controlar sus conductas, emociones y pensamiento, y finalmente la inatención, que incluye también problemas para concentrarse.

La directora del ISMED refirió que el TDAH tiene muchos síntomas, explicó que al principio, algunos pueden parecer comportamientos normales de un niño, pero en el caso del TDAH los empeora y hace que ocurran con mayor frecuencia, tener problemas para terminar cosas como la tarea y los quehaceres domésticos, perder juguetes, libros, y útiles escolares, estar muy inquietos y moverse mucho o hablar sin parar e interrumpir a las personas.

Por último, Ruiz Canaán mencionó que los niños que presentan síntomas, comienzan en los primeros cinco o seis años de sus vidas.