Así fue la “novela” de Angélica Rivera para llegar a ser Primera Dama

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Reforma

En 2008, Angélica Rivera estaba en la cima de su carrera.

Acababa de participar en la novela “Destilando Amor”, coronándose como una de las actrices más queridas en México e incluso había mostrado su nueva faceta como cantante.

Pero había algo que no era tan dulce: su matrimonio con el productor José Alberto Castro estaba a punto de terminar. Frente a la jueza 17 de lo Familiar, Lidia Robledo Gamboa, la actriz y el productor estaban haciendo sus trámites de divorcio y con ello cerrando una larga relación, con 14 años viviendo en unión libre y 4 años de matrimonio.

De acuerdo a información del Periódico Reforma, la relación de José Alberto Castro, un exitoso productor de Televisa, y Angélica Rivera, una actriz que en aquel entonces iba en ascenso, comenzó a principios de los noventa cuando se conocieron los pasillos de Televisa. En 1994 comenzaron a vivir en unión libre cuando ella tenía 25 años y él 31. Dos años después, en 1996, nació la primer hija del matrimonio, Sofía y después de 3 años más llegaría su segunda hija, Fernanda. No fue hasta 2004 que la pareja al fin se casaría por el civil y la iglesia. Aunque Angélica le insistió muchas veces a su pare, José Alberto siempre le dijo que “no creía en el matrimonio”. Sólo 4 años después, firmarían un divorcio acelerado y agrio.

EMPIEZAN LOS RUMORES

En 2005, nació la tercer hija del matrimonio Castro-Rivera, Regina. Y un año después, Angélica Rivera participaría en la novela “Destilando Amor”, que la colocaría en lo más alto de la televisión mexicana.

Desde entonces comenzaron los rumores en su matrimonio, pues se decía que Angélica Rivera vivía un romance con su compañero de set, Eduardo Yáñez.

Aunque Angélica negaba estas versiones, Alberto Castro no lo hizo. Él fue el primero en revelar que la pareja planeaba separarse, para la revista Mi Guía.

En 2007, Castro comenzó los trámites de divorcio e incluso dejó a Angélica quedarse a vivir en una propiedad de su madre en San Jerónimo junto con sus 3 hijas para intentar convencerla de firmar. La actriz era renuente a abandonar su relación.

Los problemas comenzaron a afectar la relación de la pareja con sus hijas. En 2008, Castro compró boletos e hizo reservaciones para llevarse a sus hijas a Miami para Semana Santa. Angélica no se lo permitió.

Cuando Castro intentó promover Reglas de Convivencia para manejar la relación con sus hijas, Angélica Rivera buscó asesoría con José Antonio García Alcocer, conocido como “El Morris” y con ello inició un trámite de divorcio y custodia lleno de favoritismos. Muchos sospechan que la cercanía entre “El Morris” y el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Édgar Elías Azar, favoreció a Rivera. El acuerdo de divorcio fue parcial. Mientras que Castro tenía que abandonar la propiedad de su madre y pagar una manutención de 6 mil dólares mensuales, Angélica Rivera tenía muy pocas obligaciones.

ROMANCE CON PEÑA NIETO

Era abril de 2007. A pesar de su amarga separación y el conflicto por sus hijas, su carrera seguía en ascenso.

Ese mismo año recibió el premio a Mejor Actriz de TVyNovelas y fue elegida para ser la imagen oficial del Gobierno del Estado de México, en aquél entonces encabezado por Enrique Peña Nieto.

El priísta protegido de Arturo Montiel ya tenía puesta la vista en una candidatura por la presidencia de México.

De acuerdo con datos revelados por el mismo gobierno mexiquense, se gastaron 16 millones de pesos en 124 spots protagonizados por Angélica Rivera y que fueron transmitidos entre abril, mayo y junio de ese año.

Pero aunque la campaña terminó en junio, en ese mismo comenzaba una nueva etapa para Angélica Rivera: la de Primera Dama. Aunque en ese momento aún no lo sabía, sólo estaba consciente de que había empezado a salir con Enrique Peña Nieto, lo que la motivó a acelerar los trámites de su divorcio.

En mayo de 2008, el noviazgo se formalizó y la compañía de Angélica Rivera favoreció la imagen de Enrique Peña Nieto, candidato del dañado PRI para la presidencia de la República.

ACELERAN DIVORCIO

Para 2008, el calvario del divorcio entre José Alberto Castro y Angélica Rivera avanzó a pasos acelerados.

José Bastón, en ese entonces miembro del Consejo Administrativo de Televisa, citó a la pareja en sus oficinas en Santa Fe para firmar los papeles de una vez por todas. Castro asistió puntualmente; Rivera envió a su abogada en su representación.

En las oficinas de Bastón, la abogada de Rivera insistía Castro y su equipo a firmar un contrato de separación que no tenía los acuerdos a los que habían llegado en privado y que beneficiaba injustamente a la actriz. Bestón insistió en que se corrigiera el documento antes de firmarlo.

Quince días después, el acuerdo fue firmado ante la jueza que llevaba el caso, la jueza Lidia Robledo, quien hizo pasar un momento incómodo a la actriz al preguntarle: “¿Usted que aporta?”, en un acuerdo tan desigual.

Incluso en ese momento, Angélica Rivera contaba ya con el cobijo del entonces mandatario del Estado de México, quien mandó instalar policías estatales en los 18 pisos del edificio donde se firmó el acuerdo.

En 2008, la agencia Notimex reveló el acuerdo al que finalmente habían llegado, entre lo que se incluía el pago de una manutención de 6 mil dólares mensuales para las tres niñas, visitas dos fines de semana al mes y los miércoles por parte de sus padre y pasar las fiestas decembrinas con su madre.

Para cuando el documento fue difundido, Angélica Rivera ya presumía a todas luces su relación con Peña Nieto, quien solicitó licencia del Gobierno del Estado de México para casarse con la actriz y comenzar su candidatura por la Presidencia.

Ahora, a casi 10 años de su matrimonio, Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera han formalizado su divorcio también. (Con información de REFORMA).