Por 63 años, ha lustrado zapatos en la Plaza de Armas

0
104
  • Entre sus clientes figuran personalidades de la política estatal e incluso algunos artistas.

Uno de los boleros más antiguo de la Plaza de Armas, es Rafael Núñez Vela, “El Chino”, quien ha practicado este oficio por más de 63 años, entre sus clientes figuran personalidades de la política estatal e incluso algunos artistas.

Originario del poblado José María Pino Suárez, “El Chino” recuerda con satisfacción los inicios en su oficio como bolero, indica que al llegar a los 10 años terminó el tercer año de primaria; en ese entonces en su pueblo hasta ahí llegaba la educación básica, “ya no había dónde estudiar”, así que su tío Anastacio Vela, se lo trajo a la ciudad.

Y ahí vivía en la Lechería que en aquellos años se encontraba en la esquina de Hidalgo y Coronado, por ese rumbo de la ciudad, era común que los niños se dedicaran a lustrar zapatos y “yo veía que traían dinero”, así que muy pronto se hizo de su primer cajón y salió a bolear a las calles.

Durante los primeros 10 años, andaba por las calles, los mejores lugares para hacerse de clientes eran las estaciones de autobuses que se ubicaban, “la del Norte en San Agustín, los de Flecha Roja por la calle Madero, De los Altos por Progreso y había otra estación entre 20 de Noviembre y Negrete, era la de los autobuses Monterrey Saltillo y Estrella Blanca”.

Fue en 1966, cuando el movimiento del Cerro del Mercado que “El Chino” logró establecerse en la Plaza de Armas, por la calle Constitución, de entonces a la fecha han desfilado de 10 a 15 clientes diarios y ha sido con el producto de su trabajo que pudo mantener a su esposa María Dolores Nájera, quien años más tarde se incorporó al oficio y con la cual tiene ocho hijos, -uno de ellos es licenciado en derecho- dice orgulloso.

En suma, son 63 los años que don Rafael Núñez Vela se ha dedicado a lustrar zapatos de muchísimas personas, entre ellas los exgobernadores del Estado de Durango, Ángel Sergio Guerrero Mier, Ismael Hernández Deras, Jorge Herrera Caldera y muy pocas veces, a José Rosas Aispuro Torres.

Por: Graciela Rosales / La Voz de Durango