Entre escaques

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Por Susan Medina

Estimados lectores, es un placer saludarlos como cada semana.

Ya estamos en el tercer mes del año y con ello se vislumbran ya las etapas regionales de olimpiada y universiada.

La primera en el calendario: la universiada. Esta edición será celebrada la próxima semana en el vecino estado de Chihuahua, donde la Universidad Autónoma de Nuevo León será la anfitriona.

Los tiempos cambian y las camadas de deportistas también. Las cartas fuertes de Durango están en manos de la UJED. En la rama femenil con Ameyalli Ávila Fraire que ya cuenta con dos preseas en su haber con los colores juaristas, desde su primera participación. Y en la rama varonil con Marcos Morquecho Rojas, quien siempre ha calificado a la etapa nacional, pero no ha logrado concretar ningún metal y se ha tenido que conformar con solo aportar puntos. Quien también clasificó atletas es el Instituto Tecnológico de Durango y el Instituto Tecnológico Superior de Santiago Papasquiaro. Los números asignados en su Elo no los sitúan como favoritos para imponerse a los trebejistas de la región II. Durango aspira a clasificar a 3 ajedrecistas. Esperanza de medalla: una.

En la Olimpiada Nacional, los jugadores fuertes como Martín Páez y Santiago Tamayo han quedado fuera al no haber una categoría superior. La apuesta de Durango por las preseas recae en la persona de Felipe Torres, quien le ha dado a nuestro estado muchas alegrías y se perfila nuevamente para subir al podio este año en la categoría 2003-2004. En su homóloga rama femenil, Paola Cabrera se presentará para hacer su mejor esfuerzo y clasificar al nacional, es una jugadora con mucha experiencia a la que solo le falta consolidarse para acceder a los metales. La categoría 2005-2007 en su rama varonil llega con dos fuertes jugadores: Ángel Francisco Hernández Valdéz y Zaid Alor Herrera. Ambos con mucho trabajo en el sistema CADI, detectados por sobresalientes maestros de la disciplina que los jalaron a sus clubes para darles seguimiento. “Pancho” se ha quedado en el 2018 con el sinsabor de boca de haber arañado el bronce, espero este año logre sacarse la espina logrando su meta. En la rama femenil se presentan Dania Barney y Sofía Espinosa: del sistema CADI e Instituto Cumbres respectivamente, ajedrecistas que se formaron a la par del aprendizaje de las letras. La esperanza de clasificados a la etapa nacional se queda en 6 deportistas. Esperanza de medalla: dos.

Todos los ajedrecistas aquí mencionados, tuvieron sus inicios en el ajedrez en una etapa muy temprana: alrededor de los 5 o 6 años. Protegidos en las paredes del Sistema CADI o respaldados por padres de familia conocedores del valor del deporte como herramienta formativa.

Un ajedrecista no se forma en un año, ni en dos. Se ocupan varios años de entrenamiento para que un niño aspire a una presea en una primera competencia nacional. El día en que esto se entienda dejaremos de buscar la clasificación con los atletas encontrados, para asegurar las medallas con trabajo dentro de 5 años.

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