DEL DIRECTOR

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Alfredo Herrera Deras, ejemplarmente duranguense

 

Es durangueño, egresado del Tecnológico de Durango y lo conozco desde muchacho. Compraba sus pantalones de mezclilla en las “ocasiones” de 5 de Febrero y Progreso en aquellos tempranos años 70´s. Familia unida y de valores los Herrera Deras, y hoy los Herrera Duenweg, ofertan casi mil empleos a duranguenses, desde obreros de la metalurgia y afanadores hasta ejecutivos, meseros y chefs, casi toda la población de Dolores Hidalgo, Gabino Santillán y colonias del oriente de la ciudad trabajan con ellos.

Me lo topo de casualidad desayunando en El Portón de Felipe Pescador ayer y se dice aspirante a participar en las elecciones de este año.

Me promete una entrevista sin condiciones “la semana entrante”.

-Ojalá, digo yo-.

Alfredo Herrera Deras ha sido un panista de “los de abajo”, cuando había que construirlo todo, cuando el sistema de partidos no favorecía más que al PRI y cuando este partido, el tricolor, era una verdadera aplanadora. Surgió en aquel 1983 cuando Rodolfo Elizondo ganó la alcaldía formando un corredor de triunfos panistas desde Chihuahua y Ciudad Juárez, hasta Delicias, Parral, Camargo y Durango, “Los bárbaros del norte”, una corriente de época, donde surgieron nombres como Víctor Joel Martínez, Bonifacio Herrera, Joel Rosas, Víctor Hugo Castañeda, Chava Salum, Chayito Martell, Mariana Ríos, Javier Velasco, Margarita Pérez Gavilán, Rosario Castro, entre tantos, que los llevó a variados triunfos político electorales. Pero siempre contracorriente donde ya estaban apellidos honorables como Carlos Augusto Garcinava Veyán, Juan de Dios Castro Lozano, y a nivel nacional, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Manuel Clouthier.

Alfredo Herrera Deras viene de esos tiempos setenteros y ochenteros, de un Durango pobre, de “rompe y rasga”, de caminar al Ariel y en Ruletero a las escuelas, de la “julia” de la inspección de policía, y cuando desfilaba el 20 de noviembre la vistosa banda de guerra del Tecno con la burrita blanca al frente. De los pleitos UJED-Tecno, moo dook kwan vs Okinawa karate do, de los “enchapopotados” de la prepa, pero también, de una generación de ingenieros civiles, electrónicos, mecánicos, que empujaron y empujan la economía local. Veníamos saliendo del trauma del cerro del mercado de 1966 y de la matanza de Tlaltelolco en 1968. A propósito, recuerdo esos tiempos y más ahora con la película “Roma”, del halconazo del 71.

Hoy aspira a ser candidato a alcalde, a participar con los que ya aspiran -dice-, si puedo “devolverle a Durango algo de lo que me ha dado mi terruño: mi visión empresarial y social, mi entusiasmo, mi tiempo y dedicación”, porque se dice agradecido con esta tierra y muy comprometido a continuar creando empleos que beneficien a las familias duranguenses. “De aquí fueron mis padres, son mis hermanos y sobrinos, mis hijos, mis empresas, mi tiempo y mis sueños…” -dice-Alfredo.

Hablando de duranguenses inobjetables, Alfredo se une a un selecto grupo de hombres de empresa: Gilberto Rosas Simbeck, Miguel Rincón Arredondo, Carlos Armas Hidalgo y don Alfonso Fernández de Castro Casas, fallecido lamentablemente en los últimos días.