MTF. Alfredo Arévalo
Dentro de nuestra cultura hay aspectos muy importantes que debemos respetar, ciertas normas morales que se nos han inculcado, y que de una manera inconsciente tendemos a repetir, sin embargo, el anhelo de una sexualidad libre está presente en todos, solo que se ha reprimido por tanto tiempo que es difícil buscar el camino para que salga.
La mentalidad humana es muy compleja, esa capacidad de razonar todos los acontecimiento y tener un archivo dentro de nuestra cabeza en ocasiones es un muro que no permite que alcancemos ese anhelo de ser libres; estos bloqueos vienen de mandatos familiares y sociales, además del radar moral que anteriormente hablábamos, gracias a esto el sexo se vuelve algo oculto que se juzga con demasiada facilidad.
Esto no daña al momento, se va guardando en la memoria y al momento de crecer en ocasiones causa incomodidad o frustración. Imaginemos alguien comienza a despertar el deseo sexual: si pertenece a una familia que tiene altos preceptos morales lo más seguro es que se dé el discurso de que la sexualidad es algo inmoral e inapropiado; si pertenece a una familia religiosa este deseo se vuelve un pecado; de igual manera si pertenece a una familia donde no se juzgue la sexualidad de esta manera, pero no se habla de sexualidad, esta persona tendrá una libertad de experimentar, sin embargo, si hay un embarazo o se contagia de alguna enfermedad, no tendrá la posibilidad de hablar con alguien y será una carga llena de culpa que llevará solo.
Luego de ver esto podemos imaginar que la sexualidad se vuelve complicada, el ideal sería una familia que entendiera a la sexualidad como algo natural, pero en ocasiones es difícil romper las estructuras que hemos creado en torno a este tema, y se puede caer en el extremo opuesto tratando de sanar nuestros propios complejos sobre involucrándonos en la vida sexual de los hijos.
Cómo romper el tabú
Recuerdo que en las clases de la maestría nos dijeron, hablar de sexualidad tiene que ser lo más normal “…poder preguntar si se masturba como preguntar si se duchó esta mañana”, recuerdo esa frase porque la teoría es fácil, y la primera vez que hablé con una pareja de más de 50 años sobre su vida sexual, no pude evitar sentir un poco de pena debido a mis mandatos familiares y religiosos, sin embargo, conseguí seguir recabando información de la pareja sobre el tema con mayor naturalidad.
Luego de esta entrevista pude sentir en mi propia vida el peso de esa estructura, y por primera vez la necesidad de romperla para poder ser un mejor terapeuta, para ello tuve que analizar mi vida, conocer desde cuándo inicio mi deseo sexual; ver las frases que me dijeron y quiénes las dijeron. Todo esto para ir descartando aspectos de mi vida que me impidieron ver la sexualidad como algo natural, obviamente es un proceso complicado, y se enlaza con el artículo anterior de cierta manera, pues nos adaptamos a estas reglas para evitar sentirnos rechazados.
Sexualidad en pareja
Innegablemente todo lo que hemos vivido viene a hacerse evidente cuando se pasa a la práctica, dentro de la dinámica de pareja es importante esta parte, pues en ocasiones el sexo viene a ser una válvula de escape de la tensión que se acumula por otras actividades diarias, sin embargo, esta práctica se deja de lado cuando llegan los hijos o cuando se vive en la casa parental.
Sumado a esto vienen las experiencias personales, por ejemplo, si una persona con una sexualidad muy libre se une con otra que tiene una estructura religiosa muy fuerte, la primera va a sentirse juzgada por querer satisfacer ese deseo que es completamente natural. De igual manera en ocasiones se busca cambiar el estilo de vida, pasar de una vida sexual muy activa y establecerse con una pareja, el conflicto aquí es que la sexualidad venía a mostrar una emoción no sanada, por lo que al intentar dominarla es probable que en algún momento se salga de control.
En este aspecto dentro de la pareja en ocasiones está presente el miedo de hablar abiertamente, de querer experimentar nuevas posiciones o utilizar algún juguete sexual, pues el rechazo está muy presente y evita que la comunicación se pueda presentar de una manera saludable. Pues recordemos que al ser dos personas completamente diferentes, la forma de conseguir placer también es diferente. Por ello en ocasiones se siente más placer por medio de la masturbación que teniendo sexo con la pareja.
La manera de solucionar esto es que juntos puedan abrirse a conocer lo que excita a la pareja y tener una comunicación más asertiva, hablar sin miedo de lo que puede pensar la pareja, porque a fin de cuentas si has decidido iniciar una vida juntos, lo ideal es no tener esos secretos. También es importante dejar de juzgar, pues esto en lugar de mostrar afecto, se ve como una agresión y provoca que la pareja vea el sexo como una posible causa de conflicto en lugar de ser algo liberador.
“Sin sentimientos, la sexualidad se extiende como un desierto donde uno muere de tristeza”. MILAN KUNDERA.
Sobreviviremos al próximo lunes… si aceptamos nuestra sexualidad.
Si tu vida está en un momento complicado y sientes que necesitas ayuda, puedes escribirme al 618-152-79-65, con gusto te acompañaré y buscaremos una solución.
