Por: Adalberto Contreras
Yo soy la tormenta…
Hace poco más de un mes, Isaac Gutiérrez, jugador mexicano que ha militado en algunos equipos de la LNBP y recientemente en Mineros de Zacatecas, comentó en redes sociales que estaba pasando por problemas de salud. Días atrás, compartió que el diagnóstico que le otorgaron los doctores no era nada favorable. Escenarios sumamente espinosos que nos hacen revalorar, replantear y cuestionar mucho. Isaac Gutiérrez ha estado recibiendo muchos mensajes de solidaridad y buenos deseos, pero sobre todo se han organizado movilizaciones de parte de sus amigos y familiares que buscan de una u otra forma apoyar la situación complicada de Isaac.
Francamente, es muy difícil escribir situaciones de esta índole. Por prudencia, por respeto al dolor ajeno y por no saber el contexto que permea a la familia de los afectados. Pero creo necesario compartir, que en situaciones complejas puede surgir lo mejor de cada uno. En pasajes de la vida donde la gente se puede sentir más desamparada, siempre hay alguien que tiende la mano. Los amigos, la familia, el interior. De donde sea uno debe buscar asirse. Suena muy fácil, pero solo quien ha tenido procesos similares sabrá de las batallas que se enfrentan. No obstante, siempre hay esperanza. Cuando más oscura está la noche, va a comenzar el amanecer.
Quienes hemos tenido amigos o familiares que han vivido una situación similar, sabemos que cualquier muestra de cariño y de ayuda es sumamente valiosa. Todavía recuerdo que hace casi un año mi amigo Adrián Raudry estaba con dificultades, y un grupo de personas encabezadas por Emmanuel Ochoa, buscó de mil y un modos auxiliar al querido gordo. Esa sinergia nos permitió rodearlo de ánimo. Personalmente, me confrontó con mi vulnerabilidad, pero al mismo tiempo nos da la posibilidad de eternizar lo que somos.
Con mucha ilusión, varios jugadores profesionales se unen al grito de solidaridad. Convocan a la ciudadanía, a los dueños de los equipos, a toda la gente que pueda colaborar, a que se sume a la intención de apoyar. Algunos con aportaciones económicas, otros con palabras de aliento. Todo sirve. Esperemos que no se quede en propósito, sobre todo de las máximas autoridades del deporte en el país. Retomando alguno de los cientos de mensajes que mandaron al jugador, hay uno en particular que me hizo pensar y revalorar lo que somos, pero que seguramente refleja el temple de los que no se dejan vencer: El destino susurró al oído del guerrero: “Tú no puedes soportar la tormenta”. El guerrero levantó la cabeza y devolvió el susurro… “Yo soy la tormenta”. De todo corazón, ojalá te recuperes pronto Isaac, te quedan partidos por disputar. NUNCA DEJES DE BOTAR EL BALÓN.
