Por Azu Macías
La conducta de los niños… Todos debemos evitar la mala conducta de los niños ¿cierto? Existen muchos artículos en las redes que dan guías variadas con consejos para disciplinar a los niños. Actualmente muchos padres y madres se ven ante la situación de no saber por qué su hijo presenta conductas tan desagradables si no ha habido golpes o malos tratos ¿qué podría faltar?
Lo que queda claro es que la vida en familia es más placentera para todos sin la mala conducta de los hijos. Sin embargo, no habría paternidad sin ella, por lo que comenzar a comprender una de las causas por las que puede presentarse resulta relevante para encontrar caminos más efectivos hacia la disciplina positiva en el hogar.
Esa causa de la mala conducta que trataremos hoy puede estar en el concepto negativo que el niño tiene de sí mismo: si ante sus fallas o fracasos, ante su pérdida de control de las emociones solo ha escuchado que es “un niño malo”, que se “porta mal”, entonces el niño continuará desempeñando el papel que le han asignado, en pocas palabras el niño “se cree que es malo” porque con nuestras palabras no le hemos ofrecido otras explicaciones de esos arranques o berrinches.
El niño en su proceso de crecimiento está aprendiendo cómo comportarse, sí, pero también está aprendiendo cómo manejar sus emociones por lo que necesita de un adulto que esté atento a lo que puede estar experimentando y le ayude a traducirlo: El niño se pone a hacer un berrinche porque no le quisimos comprar algo y le decimos, “si te portas mal menos te lo compro”, por lo que entiende que expresar su emoción es algo que a nadie le gusta, todos los adultos parecen alterarse y él no encuentra cómo manejar esa emoción.
Se vuelve esto un círculo vicioso para quienes pretenden disciplinarlo, mientras más escucha que es malo más mal se comporta y más sigue escuchando lo malo que es. Los niños no pueden mirarse a sí mismos si no es mediante el espejo que le ofrecen los adultos, si usted ofrece a su hijo un espejo limitado, grosero, negativo de su conducta el niño le devolverá nada más y nada menos que eso mismo.
Para solucionarlo, el niño debe encontrar un espejo más positivo de sí mismo, dejar de lado su sentimiento de ineptitud que se ha retroalimentado tantas veces, empezar a saberse valioso y seguro cambiando aquello por un círculo virtuoso. Poner atención a los mensajes que envían los hijos mediante sus conductas desagradables es todo un reto, es decirle ese día que está haciendo el berrinche porque no le quisimos comprar algo: “Entiendo que estés molesto porque no te compro lo que deseas, me quedaré aquí a tu lado mientras se te pasa la molestia y después podremos hablar”, esto le deja claro que es posible y válido que uno se disguste, que nadie lo dejará de querer y que de cualquier manera no se cederá ante su solicitud.
Esta estrategia es todo un reto porque implica poner primero atención en nuestras propias emociones, saber nombrarlas para poder traducirlas para él, así en lugar de volverse un padre reactivo podrá saber qué significa el berrinche de su hijo.
