MTF. Alfredo Arévalo
Para los que somos mayores de 30 años y que tenemos padres que pasan los 70 años observamos como los roles de padre y madre eran muy marcados, soy el menor de siete hijos, mis padres se mudaron aquí de un rancho en la sierra; mi madre se dedicaba a cuidar a mis hermanos y a mí, mi padre trabajo en ferrocarriles nacionales de México reparando tramos de vías dañadas o encarrilando los trenes y con ello ganaba lo suficiente para todos nosotros.
La jerarquía en mi familia estaba muy marcada, mis padres estaban en la parte superior, y a pesar de la adolescencia complicada de algunos de mis hermanos nunca dejaron ese puesto, ellos merecían nuestro respeto y obediencia (en ocasiones), donde cada charla incluía la perspectiva de ambos ya sea para aclarar alguna duda o para resolver un conflicto.
En la terapia familiar la madre enseña amor y el padre fortaleza, y para que el engranaje en una familia funcione perfectamente así debe de ser, hice referencia a la edad al principio de este artículo porque al momento en que la mujer lucha por la igualdad en derechos los roles familiares pierden el sentido, en este aspecto ambos entran a terrenos desconocidos, la mujer se divide para cumplir las exigencias de un lugar de trabajo y al terminar su horario para cumplir las exigencias de la familia; por otro lado el hombre que se le enseño el papel de proveedor ahora se siente invadido y compite por seguir en ese lugar.
Este cambio también trae consigo un cambio emocional, en películas del cine mexicano era común ver a los «machos» que buscaban una mujer para formar una familia y cuidara a los hijos, lejos de si esa imagen es buena o mala socialmente, nos centraremos en lo que se mostraba ahí, a un hombre sin dudas y convencido de que conseguiría un objetivo; con el cambio de roles se crean muchas dudas e inseguridades, que impiden a los hombres a conseguir sus objetivos.
Antes el hombre «fuerte» no mostraba sentimientos, ahora las relaciones lo demandan y con ello se vienen muchos cambios, la jerarquía se vuelve difusa porque la mujer se coloca al frente de la familia en ocasiones relegando al hombre, de esta manera también se pierden los limites pues el padre pasa al nivel de los hijos; o en ocasiones los hijos suben al nivel de padres y no hay respeto ni obediencia.
Si bien hay cuestiones de género no se trata de machismo o feminismo, son cuestiones referentes a un sistema familiar que busca un equilibrio, en una balanza si un lado sube inevitablemente otro baja, lo mismo pasa en las familias, cuando uno de los dos se posiciona arriba como superior el otro lado baja, pero en realidad no es tan sencillo, se tiene que aceptar ese cambio y quien quiere estar arriba ofrece «ganancias» que el otro es incapaz de rechazar.
Hay muchos aspectos que favorecen el que esto suceda, al igual que daños en el sistema familiar que se presentan más a menudo actualmente, pero al ser un tema extenso, iremos explorando en el siguiente artículo por lo que este solo es una introducción a este tema.
Sobreviviremos al próximo lunes si nos unimos a la paranoia colectiva, ahí estaremos a salvo… pero hay que cuestionarlo todo para poder saber la verdad….