Por: Alejandra Solís
Hola estimado lector, nos encontremos nuevamente en este espacio de Fisioterapia en Acción para compartir otro interesante tema, recuerda que cada dolor se alivia con un remedio distinto. No se nos quita igual una migraña, que un calambre o que un dolor después de entrenar. Ya que lo menciono.
¿POR QUÉ NO ESTIRAR?
Sin duda, el estiramiento es la parte más polémica de los entrenamientos. No son pocos los deportistas que preferirían evitarlo y que, cuando pueden, lo hacen. Un factor que contribuye a esto, con toda seguridad, es que estirar es aburrido, especialmente cuando lo estás haciendo bien. Por lo tanto, querido lector, quiero aclarar algunos malentendidos alrededor de los estiramientos, para que puedas aprovechar sus beneficios sin que sufras de más.
¿QUÉ ES ESTIRAR?
Un estiramiento es una posición específica del cuerpo que estira las fibras de un músculo en particular. Uno de los errores más comunes a la hora de estirar es hacerlo sin suficiente atención a la técnica, con lo cual no se logra el estímulo para el que está diseñado. La posición debe mantenerse fija durante un mínimo de 2030 segundos cuando se busca un estiramiento estático. Si lo que se busca es un estiramiento dinámico, debe hacerse “pulsadoˮ, es decir, alternar entre la posición más estirada y una ligera retracción.
El estiramiento se realiza sin dolor, sin forzar, con una respiración relajada y con una ligera activación de la musculatura del core para asegurar estabilidad y control durante los movimientos. El atleta debe enfocar su atención durante el ejercicio, de lo contrario es muy fácil que pierda la forma.
¿QUÉ NO ES ESTIRAR?
Estirar no es lo mismo que calentar. El calentamiento es una secuencia de ejercicios que se encargan de llevar al deportista al estado fisiológico óptimo para su rendimiento. Sí, busca elevar la temperatura del cuerpo, pero también busca activar o facilitar muchos más mecanismos neuro motrices. Los estiramientos son sólo una de las herramientas que se pueden incluir durante los calentamientos.
De la misma forma, estirar no es lo mismo que enfriar, pero hacer estiramientos puede ser una excelente manera de enfriar. Si por algún motivo es difícil que el atleta se concentre en el estiramiento después de entrenar, no hay problema, puede emplearse otra herramienta para enfriar.
¿POR QUÉ QUEREMOS ESTIRAR?
El principal motivo es para prevenir lesiones.
Este es un beneficio indirecto, que sucede porque estirar nos ayuda a ganar flexibilidad. La flexibilidad a su vez nos ayuda a ganar movilidad. Definimos como movilidad la capacidad para usar las articulaciones y mover los músculos de manera controlada y con fuerza a lo largo de todo el rango de movimiento.
Un cuerpo con más movilidad es un cuerpo que se lesiona menos. Por lo tanto, mejorar la movilidad debería ser un objetivo de cualquier deportista, ya que es una cualidad que puede ser entrenada. Sin embargo, es lógico que no veamos progreso si no estructuramos un plan de entrenamiento con ese objetivo, sino que sólo hacemos estiramientos pasivos.
¿CUÁNDO ESTIRAR?
El mejor momento para estirar es cuando el músculo está caliente. Por eso el momento ideal para hacerlo es al final de la actividad física. Estirar de forma estática al final del entrenamiento tiene varios beneficios: además de mejorar la flexibilidad, puede funcionar como un enfriamiento que optimiza la recuperación del metabolismo, y también como una herramienta para regular el sistema nervioso, ayudándole al atleta a pasar de un metabolismo de desempeño a uno de recuperación.
Así que ya sabe querido lector, ¡Olvídate de decir “No soy flexible! Todo se puede entrenar. Si buscas orientación para mejorar tu rendimiento o gestionar el dolor, agenda una evaluación en sitio de Fisioterapia Funcional, contáctame en FISIOTERAPIA FUNCIONAL — Bio Site
