Por: José Adrián Ayala Simental.
Hola, nos encontramos de nuevo compartiéndote otro interesante tema, que a ti como padre de familia te permitan apoyar el desarrollo deportivo de tu o tus hijos de acuerdo a la experiencia y desde el lado de mi especialidad, soy José Adrián Ayala Simental, me desempeño como psicólogo deportivo. El miedo en los niños: emoción que necesita comprensión, no juicio.
CUANDO UN NIÑO SE PORTA MAL, A VECES SOLO ESTÁ TRISTE
En los entrenamientos, en casa o incluso en los partidos, no es raro ver a niños y adolescentes que de pronto cambian su comportamiento. Se muestran más apáticos, más impulsivos, más enojados o simplemente “desconectados”. A muchos adultos se nos hace fácil poner una etiqueta rápida: “es flojo”, “está rebelde”, “no quiere comprometerse”.
¿Y SI DETRÁS DE ESA CONDUCTA HAY ALGO MÁS PROFUNDO?
A lo largo de mi experiencia como futbolista, y hoy como terapeuta, he aprendido que muchas veces un mal comportamiento es solo una forma imperfecta de decir: “estoy triste”, “estoy confundido”, “no sé cómo manejar lo que me pasa”.
Hay niños que contestan mal no porque sean irrespetuosos, sino porque se sienten abrumados.
Hay jóvenes que bajan su rendimiento en la cancha, no por falta de talento ni de ganas, sino porque están luchando con algo que no han podido poner en palabras.
La conducta muchas veces es solo el reflejo visible de una emoción invisible. Y si solo corregimos lo que se ve, sin atender lo que se siente, no ayudamos… solo exigimos.
He visto niños increíbles apagarse poco a poco por no ser escuchados.
He visto adolescentes con un talento enorme perder el rumbo, no por falta de disciplina, sino porque nadie les preguntó cómo estaban realmente.
Y también he visto cómo cambia un joven cuando alguien lo mira con empatía, lo escucha sin juicio y lo acompaña sin exigirle perfección.
El deporte es una escuela de vida, pero también es un espejo.
Lo que un niño vive fuera de la cancha, muchas veces lo expresa dentro.
Un grito, una falta de ganas, una baja de rendimiento, una pelea, no siempre son rebeldía o desinterés. Muchas veces son un grito emocional disfrazado de mala conducta.
El problema es que solemos responder con más presión. Más gritos. Más amenazas. Más decepción.
Y lo que ese niño necesitaba era justo lo contrario: contención, comprensión, un espacio donde pudiera sentirse seguro, humano, imperfecto, y aun así valioso.
¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES Y FORMADORES?
Aquí algunas ideas que pueden marcar una gran diferencia:
Mira más allá de la conducta
Pregúntate siempre: “¿Qué estará sintiendo mi hijo para actuar así?”.
No te conformes con lo que ves.
No le hables solo como entrenador o padre… háblale como ser humano
Un “¿cómo estás de verdad?” puede abrir puertas que estaban cerradas desde hace mucho.
CONECTA ANTES DE CORREGIR
En lugar de comenzar con un regaño, comienza con un gesto de cercanía.
Primero calma la emoción, después guía la conducta.
Escucha más, aconseja menos
A veces no necesitan respuestas, solo saber que pueden hablar sin ser juzgados.
Valida sus emociones
No minimices lo que sienten. Lo que para ti puede ser una tontería, para ellos puede ser su mundo entero.
Refuerza el proceso, no solo el resultado. Celebra el esfuerzo, la constancia, la mejora, no solo los goles o la titularidad. Permítele equivocarse sin miedo a perder tu apoyo. No hay mejor motivación para un hijo que saber que, pase lo que pase, tú estás ahí.
PIDE AYUDA SI ES NECESARIO
Cuando el comportamiento cambia de forma constante, profunda y afecta varias áreas de su vida, la intervención de un profesional puede marcar la diferencia. Los niños y jóvenes no necesitan padres perfectos, necesitan padres presentes. No necesitan entrenadores duros, necesitan guías que los reten con amor. Y sobre todo, necesitan saber que pueden fallar, sentirse tristes o enojados… sin dejar de ser valiosos.
Porque después de los 90 minutos, después del resultado, lo más importante no es si ganaron o perdieron, sino si aprendieron a sentirse seguros con quienes los rodean. Y si como adultos aprendemos a mirar con el corazón, vamos a formar no solo mejores deportistas, sino mejores seres humanos.
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Por esta ocasión busque presentarme y la siguiente edición comenzará a compartir diversos temas como los que publico en @Adrian Ayala Psicólogo Terapia Cognitivo Conductual en Facebook, @adrian_psicologo en Instagram y también @ayala022 en TikTok.
Estoy aquí para ayudarte a formar no solo a un futbolista, sino a un ser humano realizado. Porque después de los 90 minutos, sigue la vida.

