Por: L.N. Cuquis Hinojosa
Estimados lectores, nuevamente nos encontramos en este espacio y en esta ocasión les voy a compartir un interesante tema que deseo sea de su interés. ¿Nos estamos rindiendo como sociedad ante la comida procesada?
VOLVER A LO NATURAL
Vivimos en una época donde parece que todo debe ser rápido, práctico y sin esfuerzo. Y eso incluye la comida. Cada vez hay más productos en el mercado “especiales” para quienes ya no quieren o no pueden dedicar ni diez minutos a cocinar algo real. Batidos, barritas, galletas, suplementos, polvos mágicos y “kits de dieta” prometen hacernos bajar de peso sin pensar, sin cocinar y, sobre todo, sin sentir.
LA REALIDAD ES OTRA
Una alimentación verdaderamente saludable no debería venir en un sobre ni en una caja de cartón. La mejor dieta sigue siendo la que está llena de alimentos naturales, frescos, vivos, que vienen de la tierra y no del laboratorio. Frutas, verduras, cereales integrales, semillas, legumbres, proteínas reales. Y sí: requiere tiempo, atención y algo de planeación.
¿QUÉ NOS PASÓ COMO SOCIEDAD?
La demanda laboral, la presión por “ser productivos”, los horarios partidos, el tráfico, el celular que no deja de sonar… todo esto nos ha llevado a un estado de ansiedad crónica y agotamiento mental. Y en ese torbellino de estrés diario, la comida dejó de ser un momento de cuidado y se convirtió en una tarea más por tachar de la lista.
Por eso muchos hoy comen lo que sea, cuando sea, y como sea. Y ahí está el problema.
EL PRECIO DE LA COMODIDAD
En el afán de hacer todo más rápido, hemos caído en el autoengaño de creer que un polvo sabor chocolate con 25 gramos de proteína es igual de bueno que un desayuno real. O que un sobrecito con 90 calorías es lo mismo que una fruta con fibra, agua, micronutrientes y saciedad. Y no, no es lo mismo. El cuerpo sabe la diferencia. La digestión lo sabe. El metabolismo lo sabe. La inflamación lo sabe.
COMER BIEN NO DEBERÍA SER UN LUJO
Entiendo perfectamente que muchas personas no tienen el tiempo ni la energía para preparar recetas gourmet todos los días. Pero sí podemos empezar por lo básico:
- Comer comida real.
- Hacer una pausa para alimentarnos, no sólo para llenarnos.
- Invertir en salud, no en soluciones pasajeras.
- Y sobre todo, hacernos responsables de lo que entra en nuestro cuerpo.
¿ESTAMOS CANSADOS O NOS ESTAMOS RINDIENDO?
No todo es culpa del sistema. A veces somos nosotros quienes dejamos de intentarlo, porque nos convencieron de que “lo práctico” es mejor. Pero la salud no es una app que se descarga ni un resultado inmediato. La salud es un hábito que se cultiva, día a día, comida a comida.
RECUERDA
Volver a cocinar, aunque sea sencillo. Elegir una fruta sobre una barra. Preparar un arroz con verduras en vez de pedir comida cada noche. Pequeños pasos que pueden cambiarlo todo. No se trata de perfección, se trata de recuperar la conexión con la comida real. Porque mientras más nos alejamos de ella, más nos alejamos también de nosotros mismos.
SÍGUEME EN REDES
Si tienes dudas o sientes que no progresas, consulta a un especialista en nutrición que pueda guiarte de manera personalizada. Recuerda que tu bienestar es más importante que cualquier número en la báscula. Si te agradó la información compártela con tus amigos y conocidos. Diariamente subo muchísimo más contenido de valor y en las redes sociales, me encuentras como @k.nutri_lifehc_.
