La puesta en escena entregó dos exitosas funciones el domingo 6 de noviembre en el Teatro Ricardo Castro.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
Dos funciones de terror puro con escalofriantes efectos auditivos y escabrosos contrastes en blanco y negro sobre el escenario, fue el saldo que arrojó por su paso la puesta en escena “La Dama de Negro”, misma que invadió de gritos y sustos el Teatro Ricardo Castro ante una nutrida audiencia que saltó de la butaca en repetidas ocasiones.
Bajo la dirección de Rafael Perrín, el montaje escénico en esta ocasión contó con las actuaciones de Odiseo Bichir y Benjamín Rivero, quienes celebraron con júbilo los 28 años de éxito y aceptación ininterrumpida que ha tenido por su paso por la República Mexicana “La Dama de Negro”, uno de los clásicos de cartelera que sigue acumulando aplausos y llenando teatros.
Temor, miedo e incluso la osadía de experimentar el terror en medio de un ambiente escabroso y frío, fue la experiencia que cientos de espectadores vivieron por primera vez, y algunos más, por segunda ocasión, al revivir esta historia que narra las apariciones de una mujer completamente vestida de negro, quien no tiene hora ni día específico para sentir su presencia, simplemente, abraza a la noche como su fiel aliada acompañándose de neblina para poner la piel chinita.
En la trama se lee “Arthur Kipps ha vivido aterrado a partir de una experiencia que enfrentó en su juventud. Los terribles eventos que le han sucedido deben ser contados ante un público conformado por familiares y amigos, por lo que decide escribir su historia y buscar la ayuda de John Morris, un escéptico director de escena para que lo oriente a interpretar adecuadamente su texto. Para esto se citan en un viejo teatro.
Durante el primer acto, que más bien es de carácter expositivo, el público conoce los pormenores preliminares de la historia y siente la atmósfera inglesa de principios del siglo XX.
En el segundo acto, la historia va provocando risas nerviosas que culminan en gritos de franco terror y pavor al final de la historia. Logrando que cada persona se paralice de miedo en su butaca ante todos los fenómenos inexplicables que está presenciando.
A fin de cuentas el espectador es quien descubre que la leyenda de “La Dama de Negro” va más allá de una ficción teatral.