Como payasita realiza también labor social con niños de enfermedades cr+onicas y terminales.
Por: Josélo Fuentes
La risa de los niños nutre el alma y da vida al personaje. Es música para los oídos del payaso, porque es un gesto sincero y amable, cuando un niño da una sonrisa es su lenguaje más puro. Cuando hay un niño enfermo esa risa no desaparece, pero se opaca un poco, ahí es donde entramos los profesionales de hacer reír.
Un pacientito con SIDA le hicimos una fiesta de “no” cumpleaños, porque nunca le habían celebrado uno; le hicimos la fiesta y a los pocos días murió.
Éstos son los pensamientos y algunas de las experiencias que a lo largo de sus 20 años de carrera actoral como payasita, Tianita, ha logrado acumular y comparte con La Voz de Durango emociones, recuerdos, vivencias, sueños y anhelos.
Cuando no viste el atuendo de payasita y el rostro pintado, con su característica peluca rosa y nariz roja, ella es Blanca Leticia Valdez Flores, originaria de Tampico, Tamaulipas, jovial, fácil de palabra y espontánea, sin ocultar emociones ni lo que piensa.
Relata Blanca Leticia que por cuestiones de trabajo llegó a trabajar a Durango, con su jefa y amiga Margarita Ayala Mendoza, de quien se ganó pronto su confianza en base su labor desempeñada, cuando personas con esa disposi-
ción son muy difíciles de encontrar, sobre todo con iniciativa, honestas y dis-
puestas al trabajo duro.
El clima y la comida duranguense, han sido los principales obstáculos a vencer, pero poco a poco a logrado adaptarse, porque el trabajo lo necesita ya que ayuda económicamente a sus tres hijos que cursan estudios en Tampico, parte
de su familia que extraña y ama, pero ellos saben que son el motor de su vida, al recordarlos su mirada se humedece.
Al caracterizarse de Tianita, la tristeza no se olvida, pasa otra parte de su
mente y surge la alegría, lo espontáneo de la broma blanca y con las sonrisas de los niños crece la payasita, “días después de fallecer mi madre tuve que hacer el show y quienes me conocen quedaron asombrados de que estuviera como si nada, pero les recordé que el payaso puede estar devastado por dentro, triste, enojado consigo mismo, pero el show debe de continuar y la gente, los niños vienen a reír no a escuchar penas”.
Recuerda que, en su natal Tampico, abundan los payasos, hay decenas en
cada calle, pero el ser profesional es lo que hace la diferencia, “la ropa y el maquillaje no son suficientes, hay que preparase constantemente con cursos, diplomados, talleres. Un payaso domina mínimo tres actividades: globoflexia, malabarista, origami, mimo, dibuja, canta, baila, toca algún instrumento y entre mejor sea tu preparación mayor repertorio y más opciones para divertir y entretener”, dice Tianita quien piensa en los retos venideros.

