Por: Omar García Rosales
El cine ha plasmado en sus diferentes producciones las cuestiones sociales y políticas de todo el mundo. En 1971 temas como la delincuencia juvenil, la psiquiatría, la corrupción moral, la violencia, la autoridad y el libre albedrio, serían plasmados en La Naranja Mecánica, una película de culto aclamada aun a nuestros días por el público y la crítica.
Bajo la dirección de Stanley Kubrick, la historia de La naranja mecánica nos sumerge en un futuro distópico en el Reino Unido, marcado y regido por la violencia y el autoritarismo. En esta sociedad decadente conocemos al joven Alexander Delarge (Malcolm McDowell), líder de una banda de jóvenes marginales a los que llama “drugos” que noche con noche planean sus próximas fechorías las cuales incluyen peleas, robos y violaciones. Con nada noche de planeación las ideas surgen entre los miembros de la banda, siendo su siguiente movimiento el robar y golpear a una mujer adinerada que vivía sola, aunque todo sale mal y Alex es arrestado y enviado a prisión. Tras dos años de sentencia, es elegido para la libertad condicional siempre y cuando se someta a un tratamiento experimental del gobierno para detener el crimen en la sociedad.
Este tratamiento consiste en exponer al sujeto a extremas escenas de violencia, sin que pueda apartar la mirada de la pantalla, debido a que es inmovilizado y sus parpados se encuentran abiertos por un par de ganchos. El tratamiento es un éxito, convirtiéndolo en un ser incapaz de usar la violencia, por lo que sin poder regresar a su vida anterior deambula solo por la ciudad, en la que se reencontrará con sus viejas víctimas, quienes no tienen un recuerdo del todo placentero hacia él.
Basada en la obra homónima escrita en 1962 por Anthony Burgess, la obra de Kubrick causó una gran polémica cortesía de su contenido violento. Diversos grupos moralistas y religiosos cuestionaron su inexistente falta de humanidad y un mal ejemplo para el comportamiento de los jóvenes, tanto que en el Reino Unido fue culpada por influir a diferentes ataques a personas y mujeres, lo que obligó a la productora a retirar la película de este país, debido a la presión social y amenazas que el director recibía día con día. A pesar de esta polémica, la película se convirtió en todo un éxito mundial que sigue aún vigente hoy en nuestros días, convirtiéndose en una de las grandes producciones que ha brindado el séptimo arte.
A cincuenta años de su estreno en cines, La naranja mecánica es una obra que rompió el molde de como hacer cine, para presentarnos la problemática social que aun impera a nuestros días. Una cinta que no tiene reparo alguno en guardar dentro de si escenas de humor negro, violencia y depravación, en una época de cambios culturales convirtiéndose en una de las más impactantes y escandalizadoras películas de todos los tiempos.