MTF. Alfredo Arévalo
La codependencia se trata de poner a disposición tu vida en relación a otra persona, y cuando él o ella no está, afecta tus emociones, quien es codependiente se enreda en una relación pasional de la cual se hace adicto y se muestra incapaz de establecer límites para dejar de estar “atrapado”, aun cuando la relación sea insatisfactoria.
Se podría ver como una disfuncionalidad psicológica, pues la persona codependiente no tiene la capacidad de medir su sufrimiento en relación al amor que “dice” sentir hacia su pareja, la persona cree que la situación no es tan grave, que su pareja no le maltrata e incluso llega a justificarla.
¿Te has vuelto codependiente?
Para ello tienes que reflexionar y ser honesto contigo al responder las siguientes preguntas: ¿te sientes responsable de él o ella? ¿A veces te propones dejarle, luego desistes y le justificas en el nombre del amor? ¿Sientes que no te trata con el debido respeto y consideración? ¿Ocultas a tus familiares u otras personas sus episodios de violencia y/o maltrato físico y/o psicológico? ¿Has creído que no es tan grave, le perdonas y luego resulta peor? ¿Te hace sufrir, pero tienes mucho miedo a dejarle?
Si has dado respuesta afirmativa a alguna de estas preguntas podrías estar en una relación codependiente, sin embargo, habrá que explorar más… Si para ti el amor debe ser inmenso y desmesurado que todo lo perdona, todo lo tolera y acepta con tal de no ser abandonado, pues estás un paso más cerca, pues esa imagen del amor es la que tiene la persona dependiente emocional en una relación de pareja.
Cuando una persona es dependiente muestra un apego enfermizo hacia su pareja expresado en una necesidad de control o asistencia, esos son los roles que se juegan, hay uno que necesita Salvar y otro que necesita ser Salvado, y como dice el dicho “siempre hay un roto para un descosido”, estas personas se atraen mutuamente, y cuando llega un pretendiente que no entra en ese esquema, normalmente es evitado.
Pero las personas que entran en este esquema no solo juegan un rol, en ocasiones saltan de uno a otro, y si de algún modo no se cumplen las expectativas vive frustrada y a menudo depresiva. Pero quien es codependiente pasa de perseguidor a víctima como una práctica habitual, y con ello busca manipular, esto es porque no contacta con sus propias necesidades no las conoce porque está pendiente de atender las “necesidades” de su pareja.
Sigue un modelo conductual, muchas veces aprendido en su infancia, y escoge a sus parejas con intención, tomando en cuenta algún tipo de disfunción psicoafectiva y/o adictiva, con lo que escoge un patrón similar.
Una relación codependiente generalmente resulta en una relación tóxica, sin límites o con límites difusos, necesidades insatisfechas, frustración, rechazos y maltratos, que generalmente forman un círculo vicioso, donde la persona codependiente olvida cuidar de sí misma y se hace tolerante de la conducta destructiva del otro.
¿Qué hacer?
Busca ayuda, generalmente esta situación se omite a familiares y amigos, por lo que el primer paso obvio es apoyarte en alguien de confianza.
Recuerda que eres responsable de sí mismo, no puedes hacer responsable a otra persona, si por alguna situación entraste a una relación codependiente asume tu responsabilidad y deja la suya a tu pareja.
Lo más importante es tu vida, eres tú quien debe cuidarse, y hacerte cargo de ti, es primordial. Toda vez que te das cuenta que estás en una relación de codependencia las opciones son: elegir vivir con sufrimiento o darte una oportunidad de sanar tus heridas emocionales.
Es tu decisión elige protegerte, que la atención y el interés esté en ti mismo, como persona, valiosa e independiente. Forma una red de apoyo con amistades y familiares, ellos te ayudarán en momentos difíciles.
Reconoce las situaciones destructivas no para sentirte molesto, sino para hacer consciente que pasaste por esa situación y aprende de ella.
LO MÁS IMPORTANTE… Escribe una carta de perdón y comprensión dirigida a ti mismo. En ocasiones este comportamiento se acepta de manera inconsciente, por lo que debes saber que te perdonas y te motivas a seguir adelante, tienes derecho a equivocarte y corregir tu camino. Además, de ser necesario, busca el apoyo de un profesional que te acompañará y juntos encontrarán el camino que necesitas.
“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece llevar a sus espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta” John Lennon.
Sobreviviremos al próximo lunes…si buscamos dentro de nosotros lo que nos hace falta cuestionando únicamente ¿Qué puedo hacer hoy para ser feliz?
Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com
