Una serie de desafíos legales podrían detener a Trump

Por GREGORIO A. MERAZ

LA TIMES EN ESPAÑOL

Día a día las falsas promesas del ex presidente Donald Trump y sus incondicionales republicanos, caen por su propio peso.

Contra lo que había pronosticado el expresidente, lejos de desplomarse, el mercado de valores se disparó a niveles históricos, el desempleo bajó del 14.7% al 5.8%. Rápidamente se recupera la economía y se erradica la pandemia del coronavirus.

Estados Unidos está recuperando su liderazgo global y fortaleciendo la relación con aliados europeos tradicionales, al tiempo que el presidente Joe Biden confrontó al presidente ruso Vladimir Putin, advirtiéndole sobre graves consecuencias que tendrían para esa potencia realizar nuevas injerencias en las elecciones o hackear a empresas estadounidenses.

Todo eso ha ido aumentando el apoyo y la popularidad del presidente Joe Biden.

Ante eso, Donald Trump está cada vez más nervioso, frustrado y temeroso a causa del vencimiento de pagos millonarios por grandes prestamos que recibió. Por la inminente presentación de cargos de un gran jurado, contra Allen Weisselberg, quien fue responsable de los negocios de Fred Trump, su padre y que ahora controla cada movimiento financiero de las empresas y familia Trump, como parte de una investigación sobre posible evasión fiscal, fraude a aseguradoras y falsificación de expedientes de sus negocios y otros probables delitos de la familia Trump, lo que, para evitar la cárcel, podría llevarlo a cooperar en el juicio a Trump, en lo que podría ser el primer proceso criminal a un expresidente de Estados Unidos.

Por más que Trump trata de evadir a la justicia por los numerosos abusos que cometió antes y durante su gestión, el curso de la historia parece ir en contra suya.

El Departamento de Justicia y las empresas Apple y Microsoft, informaron a periodistas de la cadena CNN, Washington Post, New York Times y otros, sobre el espionaje ilegal ordenado por Trump, a través del Departamento de Justicia, mediante el cual se intervinieron sus teléfonos celulares, de casa y oficinas.

Ese espionaje incluyó a los congresistas Adam Schiff y Eric Swalwell, integrantes del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, así como a Donald McGahn, asesor jurídico de la Casa Blanca y otros funcionarios de alto nivel, sin más justificación que su paranoia.

A esa tormenta política se sumó el tornado que representa la revelación de miles de páginas de cientos de emails intercambiados entre la Casa Blanca, el Departamento de Justicia y otras instituciones, que desnudan la intensa presión de Trump para tratar revertir la voluntad popular manifestada en el voto en favor de Joe Biden.

Trump está desesperado por promesas que quedaron en el aire, como la de “ser reinstalado en la presidencia” el 3 de marzo pasado y después, insistiendo en su infundada versión del “robo de la elección”, aseguró que “antes de Labor Day, volvería a la Casa Blanca” con una decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En su obsesiva lucha por “desestabilizar” el gobierno de Joe Biden, Trump solo cuenta con el apoyo de senadores republicanos que le obedecen ciegamente y congresistas encabezados por líderes que denunciaron al presidente tras el 6 de enero y luego corrieron a implorar su perdón.

También cuenta con el apoyo de promotores de teorías de conspiración de QAnon, grupos supremacistas y nacionalistas blancos y milicias, antes enemigos del gobierno.

Los republicanos del Senado han tratado de bloquear la asistencia económica de 1.400 dólares que envío el presidente Joe Biden a millones de personas. Mitch McConnell, anunció ya que “bloqueará” un plan de infraestructura de Biden, que reduciría el desempleo, una ley electoral para impedir la supresión del voto de minorías, la nominación de un integrante más de la Suprema Corte de Justicia y cuanta iniciativa envíe Biden, lo que obligará al líder de la mayoría demócrata en el Senado a eliminar el recurso de filibustero.

Trump y los republicanos saben que estas maniobras, alejan cada vez más sus posibilidades de recuperación y agudizan la decepción de estadounidenses tras las nuevas y escalofriantes revelaciones, de la intensa, continua y desesperada campaña de mentiras, fantasías e ilegalidad de Trump, durante sus últimos días en la mansión presidencial, tratando de revertir el resultado de la elección.

Miles de páginas de cientos de emails de la Casa Blanca, el Departamento de Justicia y otras entidades, describen como frustrado, ignorante, obsesionado e histérico a Donald Trump, quien dedicó los últimos días de su presidencia, a presionar, -primero a su incondicional procurador William Barr, quien negó la existencia de fraude y luego a Jeffrey Rosen, procurador en funciones desde mediados de diciembre-, para que usaran al Departamento de Justicia en el esfuerzo de revocar el resultado de la elección de 2020, que impidió su reelección, lo que no logró, por lo que quiso remover al procurador y otros funcionarios.

Los mensajes, sobre la presunta “manipulación” de máquinas de votación de Dominion Voting Systems en Michigan, difundidos por el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara Baja, serán analizados en audiencias donde se espera el testimonio de los ex procuradores generales William Barr y Jeffrey Rosen, a lo que de inmediato se opusieron con el apoyo de los republicanos en el Senado.

A través de Mark Meadows, jefe de gabinete, Molly Michael y otros funcionarios de la Casa Blanca, Trump presionó para que el Departamento de Justicia avalara sus infundadas denuncias de “fraude electoral” y que presentaran ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación una demanda de nulidad de la elección en seis estados ganados por Biden, lo que el procurador en funciones, Jeffrey Rosen, calificó como “insanidad pura”.

Meadows envió a Rosen la liga de un video difundido en YouTube que aseguraba que “la elección le fue robada a Trump mediante el uso de satélites militares controlados en Italia”, mientras el expresidente proponía que los legisladores republicanos del estado de Georgia rechazaran el resultado de la elección, para nombrar nuevos delegados al Colegio Electoral que lo apoyaran a él.

Ante la renuencia del recién nombrado Procurador Rosen, Trump planteó la posibilidad de removerlo y remplazarlo por Jeffrey Bossert Clark , encargado de la división de Recursos Naturales, como Procurador, solo por su disposición a cumplir la voluntad del presidente, sin embargo, la amenaza de renuncia masiva del procurador en funciones y todos los más altos funcionarios en el Departamento de Justicia, lo impidió.

Durante su gestión, en la que el único beneficiario fue Trump, por los recortes de impuestos que hizo, por cientos de millones de dólares que distribuyó entre sus empresas, el uso de sus hoteles (en los que el Servicio Secreto tuvo que invertir dinero para aumentar la seguridad) para descansar cada fin de semana, Trump también chantajeó al gobierno de Ucrania para que le buscara información sucia de Joe Biden y su hijo Hunter, a cambio de asistencia militar que ese país requería con urgencia para defenderse de ataques rusos.

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