- Un día diferente.
- Madre de tres hijos, desde hace 7 años se encuentra recluida en el Cereso No. 1, en espera de volverse a reencontrar con sus hijos.
Rosy Gaucín/La Voz de Durango
El querer vivir más rápido y saltarse etapas en la vida, llevó a Karina de 38 años de edad a tomar decisiones equivocadas, que hicieron que en este momento cumpla una condena de 12 años por el delito de secuestro en el Centro de Reinserción Social (Cereso) número 1 en la capital de Durango.
Alta y de cabello largo negro, la joven mujer compartió a La Voz de Durango, lo que ha sido vida en el interior del penal y lo que más añora cuando salga de este lugar, en donde actualmente se encuentran recluidos 300 mujeres y poco más de tres mil hombres.
Madre de tres hijos, el más pequeño de cinco años, indicó que, dentro de este Centro, hay varias actividades en las que se distraen, mi familia viene a visitarme un día a la semana tengo tres hijos, dos mujeres y un hombre.
Al más pequeño lo tuvo en el penal, sin embargo, al cumplir los tres años y medio se fue con sus familiares, porque tenía que entrar al preescolar.
“Extraño a mi familia y si bien aquí tenemos una vida normal, lo único diferente no podemos salir ni estar con mi familia, pero de ahí en más, trabajamos todo el día, igual que si estuviéramos afuera, yo soy madre soltera y también igual ya me la pasaba trabajando y llegaba en la noche y no tenía mucho tiempo para convivir con mis hijos”.
Sobre las actividades que desarrolla en el Cereso, dijo “aquí hago lo mismo, trató de mantenerme ocupada, le habló a mi familia todos los días, entonces, es la separación lejos de su familia, es lo que más le pega a uno”.
Recordó que cuando llegó a este lugar, su hija la mayor tenía 11 años y fue con la que más batalló, “se me puso rebelde cuando llegó a la adolescencia y la otra tenía cuatro años, yo creo que no entendía bien lo que estaba pasando, con el tiempo la familia lo va asimilando y llega al punto en el que dice mi familia está bien, yo estoy bien, tengo salud, eso es lo que lo mantiene a uno de pie”.
Un día 10 de mayo
Sobre la manera en que celebrará el Día de la Madre, explicó es un día que no pasa desapercibido y se hacen distintas actividades, normalmente las festejan a las mamás y hacen algún evento y si coincide con el día de visitas, vienen mi mamá y mis hijos, y se come algún pastel y hay un festejo pequeño entre nosotros.
Este día “sí se extraña a la familia, principalmente a mi mamá, es la que más preocupa porque es edad avanzada y soy muy apegada a ella”.
Reflexionó “nadie le ponemos tanto interés, y al llegar aquí vemos las cosas diferente, afuera vive la vida al hay se va, como se le presentan las cosas y la mamá siempre está detrás de ti, no hagas esto o lo otro, y a veces no valoras, y cuando llegas aquí lo que te hace más falta es tu mamá”.
“Yo creo de tantos problemas que les da uno a sus padres de los acaba, terminan ellos enfermos, con las preocupaciones, cuando uno menos los espera se le fue la vida, te das cuentas y volteas hacia atrás y te das cuenta de los que no valoraste, y más en este lugar, donde te hace falta todo, y aquí valoras todo hasta el último detalle”.
Y este día 10 de mayo, lo que haría Karina “yo le pediría perdón a mi mamá por lo momentos que la hice pasar y que la sigo haciendo pasar, para ella el hecho de que yo esté aquí es una preocupación, por el hecho de saber si como o no como, una mamá nunca deja de preocuparse por sus hijos, así tenga uno 40 0 50 años, para su mamá uno lo es todo, solamente las personas que somos madres lo entendemos.
Cómo sería su regreso a casa
Asimismo se les preguntó cuáles son sus aspiraciones al salir, “se me hace un poco difícil regresar a mi casa después de tantos años, porque prácticamente porque llegó a descomponer la vida de hijos, de ocho o nueve años que voy a quedar acá, ellos ya se acostumbraron a vivir sin mí, pero trataré de recuperar a mi familia, empezar de nuevo y con una convivencia diferente, ya que mis hijos más pequeños casi no me conocen, vienen y me visitan, pero no es lo mismo, igual con mis padres, a retomar con mi familia y de ahí trabajar, continuar con mi vida, pero me da miedo, pero toda se puede”.
Recordó que se casó a los 17 años, “no tuve mucho tiempo de disfrutar la vida, cuando me divorcié y quería salir, le batallaba porque mi mamá no me dejaba, no me quería cuidar a mi hija, se adelanta uno a vivir cosas, se salta uno las etapas y lo que no disfrutas en su momento lo quiere hacer, ese fue mi problema, cuando me divorcié quería hacer mi vida cuando tenía entre 16 o 17 años, hubo la confianza con una persona para irme y esta se metió a un problema y estaba yo estaba ahí, y me volví parte de”.
Así es como Karina comparte su historia este 10 de mayo, con la esperanza de salir después de cumplir con la pena que le fue impuesta de más de 10 años y con las ganas de vivir una vida mejor al lado de su familia, compuesta por sus padres y sus hijos.
