Celebra Francisco del Campo, 31 años de sacerdocio

  • Un padre amigo y gran ser humano.
  • “Una de las cosas más importantes para mí es buscar esa vida interior, esa vida espiritual que se tiene que estar alimentando, enriqueciendo…”.
  • “Nunca pierdan la esperanza de que todo ha de ser mejor el día de mañana, no pierdan la paz de su corazón”, pide a los feligreses.

Rebeca Aguirre / La Voz de Durango

Un miércoles 9 de mayo, pero de 1990, en la Explanada de Soriana Jardines, el papa Juan Pablo II celebró la Eucaristía ante miles de fieles católicos, en donde también ordenó a 82 sacerdotes de diferentes Diócesis del país, los cuales tuvieron el gran honor y la bendición de recibir el sacramento del sacerdocio ministerial de manos del Sumo Pontífice.

Entre los sacerdotes ordenados pertenecientes a esta Iglesia local, se encuentra el presbítero Francisco del Campo Galindo, quien actualmente se desempeña como párroco de la Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de esta ciudad.

PERO, ¿QUIÉN ES EL PADRE PANCHO?

El padre Francisco del Campo Galindo viene de una familia numerosa, de unos padres ejemplares, Manuel del Campo Pantoja (de feliz memoria) y Consuelo Galindo; fueron 13 hermanos en total, sin embargo, viven solo 10. Platicó que en esta experiencia de su caminar durante estos 31 años como sacerdote, ha tenido muy en cuenta toda esta historia que Dios le ha concedido vivir.

Relató que su tío, el padre Beto del Campo, conocido por la sociedad duranguense hace algunos ayeres, fue una riqueza en su vocación, debido a que ahí surgió su deseo de ser sacerdote, pues su ejemplo, testimonio y enseñanzas fueron muy plenas, ya que no solo él hablaba o predicaba con palabras sino también con hechos y el ejemplo de su vida, de amor, de servicio, de entrega.

“Una de mis experiencias plenas y totales fue el llamado que Dios me hizo a esta vida sacerdotal y sobre todo en ese caminar de mi formación con quienes me ayudaron a alimentar y enriquecer mi vida en el Seminario, pero algo muy valioso fue cuando nos enteramos que el papa Juan Pablo II venía a México, venía a Durango y que iba a haber ordenaciones”.

Fue el padre Valeriano, rector del Seminario, quien convocó a quienes estaban en su año de pastoral, les llamó y les manifestó su deseo de que fueran ordenados por al Santo Padre. Fueron convocados 100, pero solo 82 ordenados.

SU EXPERIENCIA DE VIDA SACERDOTAL

Del Campo Galindo platicó para La Voz de Durango, sobre su primera experiencia como sacerdote. Fue en el municipio de Rodeo donde se desempeñó como vicario, durante dos años y siete meses; aseguró que fue algo muy hermoso porque ahí encontró unas bases sólidas y firmes para llevar a cabo su ministerio, fue el párroco Óscar Chávez Mata, quien lo ayudó a consolidar su vocación para emprender ese nuevo camino.

De ahí partió a Gómez Palacio, como vicario de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, por un año y nueve meses.

“Cuando me ordené, estaba como arzobispo don Antonio López Aviña, después de Rodeo él me invitó a ayudar en la parroquia de Guadalupe”, y fue en ese tiempo en que terminó su responsabilidad como arzobispo quedando como emérito y llegando José Trinidad Medel Pérez, quien lo llamó para apoyar en la Pastoral Juvenil por cuatro años.

“Una satisfacción fue que pudimos trabajar con la Pascua Juvenil, evento que se realizaba cada año y en el cual logramos tener 11 centros de atención a jóvenes que se convocaban para Semana Santa; y una de las mayores riquezas fue haber juntado a más de cuatro mil jóvenes en la misa de Resurrección donde el arzobispo José Trinidad hacía la celebración”.

Años después, el prelado lo invitó a colaborar como párroco en Cuencamé, su primera parroquia, ahí pasó siete años, lapso en que don José Trinidad concluyó su responsabilidad como arzobispo y llegó don Héctor González Martínez, mismo que lo convocó a colaborar en Gómez Palacio en la parroquia del Perpetuo Socorro del 5 de Mayo donde permaneció un año y dos meses.

Más tarde, el padre Panchito, como cariñosamente se le conoce, prestó servicio en la Arquidiócesis como encargado de ver y velar por los sacerdotes enfermos y mayores de edad, desempeñó esta responsabilidad durante cinco años y medio; también se le encomendó la parroquia de San Francisco de Asís de la colonia Francisco Zarco, donde permaneció por nueve años, al mismo tiempo que finalizó la responsabilidad de don Héctor e inició el señor arzobispo, José Antonio Fernández Hurtado.

Don Antonio lo invitó como párroco de la Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, sobre todo para ayudar a darle un poco de vida y donde ya tiene cinco años de servicio. El presbítero afirmó estar contento porque gracias a Dios ha podido cumplir con los objetivos y metas que se tenían.

Fue en 2019 cuando terminó su responsabilidad como arzobispo, Fernández Hurtado y arribó monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, quien de alguna forma, al llegar a la Arquidiócesis  invitó a Del Campo Galindo a seguir colaborando y contribuyendo en la Catedral, lo cual el cura agradece a su superior por la confianza otorgada y sobre todo por poder servir a la Iglesia buscando la manera de atender a aquellos que lo necesitan y estar al pendiente para los trabajos que se realizan, principalmente en la misión, el dar a conocer el nuevo proyecto integral de la Pastoral y buscar esa riqueza en la vida de los feligreses.

En estos 31 años, el párroco agradece a Dios y a María Santísima porque ha podido desempeñar su ministerio, “esperemos en Dios poder seguir sirviendo y continuar viviendo ese amor y misericordia de Dios manifestándolo en aquellos que lo necesitan”.

EL PADRE AMIGO

Pancho del Campo no solo es un sacerdote, es también un buen amigo, un buen hijo, un buen hermano, es un ser humano en toda la extensión de la palabra porque sabe escuchar, ayudar  al prójimo y ser empático con quien lo busca, ya sea por alguna necesidad, un consejo, un problema, una confesión o simplemente ser escuchado.

“Una de las cosas más importantes para mí es buscar esa vida interior, esa vida espiritual que se tiene que estar alimentando, enriqueciendo; una de las cosas que de alguna forma he aprendido a hacer parte de mí son aquellas situaciones que la persona cuando se acerca y me platica, trato de hacer mías sus realidades y me pregunto, qué haría Dios en mi lugar, o qué haría yo en el lugar de la persona que me necesita”.

Explicó que, una de las cosas que aprendió con el padre Beto, fue siempre darse el tiempo necesario para la persona que lo necesita, nunca correr, nunca con prisa, siempre con el tiempo y el espacio, es cierto que hay muchas cosas que hacer y atender, pero ante todo está el mostrar el amor y misericordia de Dios a quien lo requiere.

Y es así como el padre agradece a Dios y a toda su familia “porque gracias a ellos he podido seguir adelante en este ministerio, porque siempre me han acompañado, apoyado y ayudado en todo lo que he realizado, sin ellos ciertamente sería difícil y complicada la vida de uno porque la familia siempre va a desempeñar un papel muy importante y muy valioso para que uno mismo sea constante y perseverante en el ministerio sacerdotal”.

MIÉRCOLES 9 DE MAYO DE 1990

Esta fecha fue una experiencia muy grande para Francisco del Campo, pues al principio cuando le notificaron que era convocado para ser ordenado sacerdote y que venía el Sumo Pontífice, por supuesto, sintió toda la emoción, alegría, gozo, pero al mismo tiempo un poco de incertidumbre puesto que era un paso trascendente en su vida.

Fue para él una alegría, un gozo, que en la primera ocasión en que le preguntaron qué había sentido, les dijo que nada, “pero no sentí nada porque en realidad ni manos, ni pies ni cabeza sentía, era una emoción tan grande, tan profunda que no se podía asimilar en el momento”, contó que fue algo tan maravilloso el estar enfrente del Santo Padre, el ver esa riqueza de santidad, de vida, de luz, que realmente fue un impacto muy grande y una emoción enorme que conforme fueron pasando los días, es cuando uno va asimilando y digiriendo toda esa riqueza y bendición de Dios.

Y afirmó que, “es un compromiso muy grande el que tenemos los que fuimos ordenados sacerdotes porque tener un santo que estuvo con nosotros, que me impuso las manos, que me consagró a Dios, que me bendijo, el darme es abrazo de la paz, fueron cosas maravillosas, es algo que lleva uno en el corazón…”.

El padre Pancho aseguró que Dios da su gracia y una de las cosas que aprendió de su tío Beto del Campo, es cómo Dios provee y cómo Dios pone los medios para manifestarse y hacerse presente en aquellas personas que los necesitan, porque gracias a esa Providencia Divina ha podido afrontar todas las responsabilidades que se le han encomendado, aseveró que todo lo hace con amor, cariño, entrega, desprendimiento, nunca con interés.

MENSAJE A LOS FELIGRESES

Finalmente, como agradecimiento a los feligreses durante estos 31 años de sacerdocio, el padre Panchito les envía un mensaje: “Nunca pierdan la esperanza de que todo ha de ser mejor el día de mañana, no pierdan la paz de su corazón y de alguna forma nunca olviden esa presencia de Dios vivo y resucitado, y sobre todo la presencia de María Santísima, que siempre nos va a proporcionar lo necesario para seguir los caminos de su hijo Jesús… No tengan miedo, Dios nunca nos abandonará y Él siempre proveerá lo que necesitamos para vivir”.

Related Articles

[td_block_social_counter facebook="tagdiv" twitter="tagdivofficial" youtube="tagdiv" style="style8 td-social-boxed td-social-font-icons" tdc_css="eyJhbGwiOnsibWFyZ2luLWJvdHRvbSI6IjM4IiwiZGlzcGxheSI6IiJ9LCJwb3J0cmFpdCI6eyJtYXJnaW4tYm90dG9tIjoiMzAiLCJkaXNwbGF5IjoiIn0sInBvcnRyYWl0X21heF93aWR0aCI6MTAxOCwicG9ydHJhaXRfbWluX3dpZHRoIjo3Njh9" custom_title="Stay Connected" block_template_id="td_block_template_8" f_header_font_family="712" f_header_font_transform="uppercase" f_header_font_weight="500" f_header_font_size="17" border_color="#dd3333"]
- Advertisement -spot_img

Latest Articles