MTF. Alfredo Arévalo
En el artículo anterior mencionaba que la crítica es parte de la naturaleza humana porque nos hace sentir bien al poder compararnos con alguien y creer que sin duda podemos hacer cualquier cosa, mucho mejor, también nos gusta decir nuestra opinión para buscar la aprobación de otros. Pero las críticas normalmente son puntos de vista negativos sobre acciones, comentarios de otras personas o sobre las propias personas.
Es parte de la conducta social por lo que puede ser socialmente aceptable criticar acciones o declaraciones equivocadas, pero lo que resulta muy dañino es lanzar críticas sobre la persona en su conjunto; criticar a otras personas es una práctica muy común entre los grupos de personas en cada ámbito de la vida: familiar, laboral, escolar y social; y ha llegado a tal grado, que actualmente existen muchos programas de radio y televisión cuyo contenido se basa únicamente en criticar, sobre todo a personas famosas.
Así como la crítica social se ha vuelto aceptable, hay diversas razones por la que se hace común el criticar a los demás.
Para agradar.
Se ha convertido en una estrategia para pertenecer a un grupo, pues “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, pero esto funciona por un momento, y puedes entrar al grupo al que deseas pertenecer, pero al hacer eso tu imagen empeora y te hace menos confiable, pues así como criticaste a alguien, tus amigos desconfían en que también lo hagas con ellos.
No estamos a gusto con nosotros mismos.
En ocasiones ponemos la crítica sobre otros con el fin de que nuestros propios defectos parezcan menos graves, para que los demás vean que hay otros “peores” que nosotros, lo vemos como una salida negativa a lo que no nos gusta y depositando lo que no nos gusta en otros, en otras palabras, nos mentimos.
Criticamos lo que detestamos en nosotros.
Es parecido al punto anterior, pero ahora cuando hacemos alguna crítica, estamos reflejando la molestia que tenemos de nosotros mismos; pueden ser habilidades o cualidades que quisiéramos tener, pero no tenemos y criticamos fuertemente a todos los que están cerca de nosotros porque no tienes esas características que a nosotros nos hubiera gustado tener, suele pasar mucho de padres a hijos.
Celos o envidia.
En ocasiones los sentimientos de inferioridad inicia un mecanismo de defensa, y lo que hace es minimizar a las personas que nos rodean o a una en especifico, tratando de empequeñecer sus cualidades.
¿Podemos dejar de criticar?
Sí podemos, el comportamiento humano se conforma de hábitos, vamos adquiriendo unos que practicamos más, y en ese mismo sentido podemos eliminar costumbres dañinas para nosotros, que al eliminar buscaremos en nosotros las fortalezas que necesitamos, en lugar de depender de la critica que hacemos a otros.
Como ya lo he mencionado en otros artículos el conocerte a ti mismo te da la fortaleza de hacer cambios favorables para alcanzar tu felicidad, y para eliminar este hábito debes ver a fondo cuáles son las razones que te motivan, además de saber qué “necesidades” cubres al criticar a otros.
El punto clave es conocer esa “necesidad”, para evitar que dependas de otros para saciarla. Puedes iniciar con reconocerte, apreciarte y lo más importante, aceptarte. Después que consigas ese objetivo el hábito de criticar y otros cuantos más que se relacionan con la falta de estima, disminuirán y después de un tiempo desaparecerán.
“En la crítica seré valiente, severo y absolutamente justo con amigos y enemigos. Nada cambiará este propósito”. Edgar Allan Poe.
Sobreviviremos al próximo lunes… si obtenemos en nosotros mismos el reconocimiento y la aceptación para ser felices.
Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com
