Por María Teresa Aguirre
La semana pasada, se vieron las pérdidas y los diferentes tipos de ellas. En esta ocasión hablaré del proceso de duelo y lo que implica ir viviendo cada etapa del mismo. Para la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross (EKR), quien trabajó con pacientes de cuidados paliativos (enfermos terminales que necesitan atención especializada para ayudarlos a estar cómodos al final de sus vidas), existen cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Un duelo es un proceso psicológico al que se adaptan las personas ante la pérdida de un ser querido e implica las emociones que conlleva el mismo, así como la adaptación, los procesos cognitivos y comportamentales de la persona.
Etapa de negación, la cual la define así: esa negación puede inicialmente amortiguar el golpe de la muerte de un ser querido y aplazar parte del dolor, pero esta etapa no puede ser indefinida porque en algún momento chocará con la realidad. Lo cual significa, que cuando nos dan la noticia de la muerte de alguien, lo primero que pensamos y nos decimos es, “no es verdad”, “no es cierto”. Sin embargo, conforme pasan los días, nos damos cuenta que sí es real, que no es un mal sueño.
Etapa de la ira y EKR, nos dice: en esta fase son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la búsqueda de responsables o culpables. Aparece ante la frustración de que la muerte es irreversible, de que no hay solución posible y se puede proyectar esa rabia hacia el entorno, incluidas otras personas allegadas. Buscamos un culpable como el médico que no supo diagnosticar, o quién contagió o simplemente a Dios.
Etapa de negociación: las personas fantasean con la idea de que se puede revertir o cambiar el hecho de la muerte. Es común preguntarse ¿qué habría pasado si…? o pensar en estrategias que habrían evitado el resultado final, como ¿y si hubiera hecho esto o lo otro? Es cuando nos empezamos a preguntar ¿qué podría haber hecho? ¿Y si hubiera ido antes al médico? ¿Y si no hubiera ido a ese viaje, no se hubiera accidentado? No obstante, no tenemos una respuesta, todo es para justificarnos. Al igual es cuando decimos y nos consuela el hecho de que esa persona ya no sufre, ya no padece tal enfermedad, o las secuelas que le hubieran quedado en caso de vivir, ya descansa, ya no tiene dolor. Es la esperanza que nuestro ser querido esté mejor ahora.
Etapa de depresión: la tristeza profunda y la sensación de vacío son características de esta fase, cuyo nombre no se refiere a una depresión clínica, como un problema de salud mental, sino a un conjunto de emociones vinculadas a la tristeza natural ante la pérdida de un ser querido. Algunas personas pueden sentir que no tienen incentivos para continuar viviendo en su día a día sin la persona que murió y pueden aislarse de su entorno. En esta etapa como bien lo dice la definición, es una depresión, pero es válida ante la pérdida, es simplemente porque tenemos una profunda tristeza y no tenemos ganas de levantarnos, no queremos salir, comer, dormimos mucho, si trabajamos solo funcionamos, es muy difícil llevar a cabo alguna actividad, concentrarnos, andamos distraídos, tenemos accidentes, como caídas por descuidos.
Etapa de aceptación: Una vez reconocida la pérdida, las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor emocional en un mundo en el que el ser querido ya no está. Con el tiempo recuperan su capacidad de experimentar alegría y placer. Todos los tiempos son diferentes, cada persona es única y cada quien vive su duelo a su manera. No hay un manual que nos diga cómo vivirlo, pero sí hay caminos que nos ayudan a sobrellevar la pérdida.
Es importante estar acompañado, hacer alguna actividad que nos mantenga ocupados. Un duelo puede durar entre seis meses y un año, si pasa de ahí ya se considera un duelo patológico, el cual requiere de atención inmediata. por parte de un especialista. Es importante dejar pasar un año, el cual es el más difícil, debido a las fechas importantes que van pasando, como un aniversario o día especial. Me han llegado a consulta pacientes con duelos inconclusos de más de veinte años y a veces se les junta con otro, los cuales son más difícil de superar.
Hay que saber qué decirle a la persona que está en duelo, a veces la gente comenta imprudentemente cosas como: “deberías dormir bien”, “ya no estés triste”, “deberías comer bien”, o la palabra “ánimo” la cual se siente como un cubetazo de agua fría al escucharla, sabemos que la gente piensa que te hará sentir bien, pero el doliente no puede aplicarla, no puede sentir ánimo ante la muerte de un familiar. Es mejor muchas veces no decir nada o simplemente “lamento tu pérdida” o “te acompaño en tu dolor”. Ahorita no son posibles los abrazos, pero una palabra dicha de corazón y con cariño son suficientes. Se cree que por el solo hecho de dar el pésame ya es suficiente, pero el duelo es largo y lo difícil viene después, más en estos tiempos de pandemia donde no hay una despedida como antes. Por eso, nunca dejes a esa persona que perdió a un familiar solo, más si es allegado a ti, llámale de vez en cuando, ofrécete a ayudar o apoyar con algo y haz de su vida un momento mejor, sé ese caminito de luz y de esperanza. Tal vez para ti solamente sea un detalle, pero para la otra persona puede ser su todo, su fuerza de cada día para levantarse.
Si estás pasando por un duelo y necesitas ayuda, no olvides buscarla.
Atiende y cuida tu salud mental, cualquier información, duda o comentario, no dudes en ponerte en contacto:
Correo electrónico: psic.tereaguirre@hotmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/psictereaguirre
