Por María Teresa Aguirre
Todos a lo largo de estos meses, hemos sufrido alguna pérdida, ya sea física, laboral, un negocio, una relación, salud, estudios, etc., la pregunta es, ¿cómo podremos salir adelante ante esta dura y difícil situación?
Primero, hablemos de las pérdidas físicas. Recordemos a ese familiar que ya no está, que murió por cuestiones del Covid-19 o alguna otra causa, esa persona tan querida para nosotros y a quien no pudimos decirle adiós, no pudimos abrazarlo ni decirle lo que teníamos pendiente. Normalmente, ante la muerte, despedimos a nuestro ser querido al acompañarlo en sus últimos momentos, al decirle que ya se puede ir cuando ya está sufriendo demasiado, al tomar su mano hasta su último aliento de vida. Hoy en día, es casi imposible poder hacer eso.
Y qué decir de los funerales, no podemos asistir, a veces es necesario trasladarse a otro lugar, no podemos dar o recibir abrazos por temor al contagio. Las funerarias limitan el acceso al número de personas, al igual que los templos. Qué decir de las familias contagiadas de este virus y donde fallece uno o más integrantes, cómo decirles adiós, cómo acompañarlas. Es complicado, difícil y una situación muy lamentable. Ha ayudado hacer llegar las condolencias a través de flores acompañadas de una solidaria nota, un libro relacionado al duelo, una llamada o por medio de oraciones, sin embargo, nada sustituye a lo que teníamos antes.
También hay otro tipo de pérdida la cual es importante mencionar, mucha gente lamentablemente ante esta situación, se ha quedado sin empleo, ver la preocupación en consulta ante esta circunstancia es una constante. Existe miedo e incertidumbre de lo que va a pasar, de cómo van a poder mantener a su familia, cómo van a pagar las colegiaturas de sus hijos, la casa, servicios, el sustento diario, etc. Asimismo, hay quienes se han valido de sus propias habilidades y/o recursos y venden lo que pueden o bien, lo que saben hacer. Inclusive, muchas personas se han visto en la necesidad de cambiar sus actividades, pues no todos se han quedado con los brazos cruzados. También están las personas que han dejado sus trabajos por no saber manejar el estrés o la ansiedad, al hacer “home office”.
Perder negocios familiares, implicó dejar ir el trabajo y esfuerzo de muchos años y hasta décadas. Se ha visto el cierre de gimnasios, restaurantes, cafés, papelerías, instituciones educativas, etc.; las personas se sienten tristes al ver sus negocios derrumbarse y no entienden cómo pudo pasar esto y en cuestión de meses, todo acaba. Grandes y reconocidas cadenas comerciales han tenido que cerrar sus puertas al público. Se habían enfrentado algunos comerciantes a “tiempos difíciles” con altas y bajas, mas no para llegar a estas fatales consecuencias. Así que tendrán que esperar para recomenzar en algún otro momento, o en su defecto, cambiar de proyecto y así encontrar un sustento.
Otro aspecto es la cuestión educativa, tantos alumnos que tuvieron que dejar sus colegios para irse a una escuela pública, o tomar clases desde casa donde los papás hacen de sus maestros, o contrataron un docente para que les enseñe a un grupo pequeño de alumnos. Universitarios que no pudieron tener sus actos académicos, ni cerrar un ciclo importante como lo es culminar una carrera profesional ¿Qué hay de las prácticas o servicio social? Hay quienes están dejando su carrera trunca por diversos motivos y siguen a la espera de que esto acabe…
¿Qué pasa con la salud, el miedo a contagiarse de este virus, de infectar a los demás, los que están librando las secuelas del coronavirus, los que padecen alguna enfermedad crónica y no tienen la manera de atenderse libremente por ser su institución de salud un hospital Covid, o quienes están a la espera de una cirugía y por tanta saturación en los nosocomios se agravan o fallecen en la espera, pacientes con cáncer y por el momento no hay acceso al tratamiento o medicamentos oncológicos? Son situaciones que se salen de nuestras manos y que nadie desafortunadamente puede controlarlas.
Por último, debido a todas estas situaciones, existen familias que se han desintegrado y no están juntas, cada quien ha decidido tomar otro rumbo y en muchas ocasiones, afectando a los hijos.
Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra suizo-estadounidense, quien trabajó con pacientes en cuidados paliativos, creó una Teoría de cinco etapas en el duelo, a las cuales nos enfrentamos al perder a un ser querido, pero también aplican al tener cualquier pérdida de las ya mencionadas anteriormente: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. No hay un orden y tiempo específico para cada una, simplemente van surgiendo y nos va llevando una a la otra. Claro que, para poder lograrlo, hay que seguir un arduo camino y en muchas ocasiones con ayuda de un especialista. Y al encontrarnos en situaciones inconclusas como ahora, nos es más difícil poder hacer un cierre. Por lo tanto, ¿qué tenemos qué hacer para superar nuestras pérdidas? Reconstruirnos internamente, primero interiorizar para darnos cuenta dónde estamos y qué sentimos, qué hemos perdido, qué necesitamos. Buscar aquello que nos hace falta, pedir ayuda, acudir a psicoterapia, alguien que nos escuche, una mano amiga. Encontrar un equilibrio físico, emocional y espiritual, sea la creencia que se tenga y trabajar nuestros miedos, preocupaciones, ansiedades.
Hoy en día, se ha incrementado en demasía la atención psicológica a pacientes con cuestiones emocionales y conductuales, de duelo, depresión, ansiedad, etc., por lo que es muy importante no solamente enfocarse a la cuestión física, sino atender también nuestra salud mental, la cual en nuestra sociedad no es tomada en cuenta como debería y durante esta pandemia ha surgido como una verdadera necesidad.
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