MTF. Alfredo Arévalo
Este año ha sido complicado, se dejaron de hacer y nos vimos obligados a modificar drásticamente nuestra rutina diaria. Este cambio impacto en la vida personal, laboral y social; prácticamente hemos perdido el sentido del tiempo pues todo fluye únicamente esperando que todo sea «normal» nuevamente.
Sin embargo se viene una temporada complicada, en años anteriores he escrito sobre la depresión navideña, y el mandato social de aparentar felicidad aun cuando no se siente, además de demostrar el afecto por medio de obsequios, lo que lleva a muchas personas a endeudarse comprando cosas para los demás.
A esas situaciones ahora debemos sumarles alguna perdida que tuvimos a lo largo del año, tristemente hemos tenido muchos decesos, no todos por covid-19, pero todas esas personas que no están hoy con nosotros en esta temporada hacen más falta.
Como parte del duelo es común recordar y querer compartir celebraciones especiales con aquellos que amamos, esta emoción se presenta días antes de navidad y con ella una oleada de emociones, culpas, angustias, y sobre todo fantasías, nuestra cabeza comienza a crear situaciones donde los «hubiera», los «por qué», y los «quisiera» opacan la mente de las personas.
Estos anhelos de lo que no podemos tener ocasiona como resultado esa oleada de emociones, podemos culparnos de haber hecho las cosas «mal», angustiarnos de saber que no están y no volverán a estar nunca; queremos evadir dejando que la ansiedad se apodere de la situación buscando crear algo «perfecto» y obligamos a todos los que nos rodean a colaborar en esta dinámica, y colaboran, hasta que se dan cuenta que es una farsa, luego viene la confrontación.
Habrá que prepararnos para esta navidad, y tendremos que tomar un tiempo para vernos a nosotros mismos, pues las circunstancias lo ameritan, el peso del año en sí ya es bastante, todo lo que se perdió a estas alturas se quiere recuperar a cualquier costo, porque se tiene la idea de que en navidad todo es felicidad, y el estar encerrados sin ver a familia y amigos es totalmente lo contrario.
Por ello debemos vernos para saber qué pasa con nosotros, qué emoción nos mueve esta temporada, y sobre todo darnos cuenta que sea lo que nos pase y las emociones que nos genere… es temporal. En ocasiones el aceptar esta realidad es algo que nos cuesta, pero el impacto de las situaciones es algo que nosotros decidimos, cada momento de nuestra vida es así y aunque queramos prolongarlo por el resto de nuestra vida, la realidad es que solo ocupo un momento.
Es cuestión de resignificar y cambiar la perspectiva de la situación para que ya no duela, este proceso puede ser algo doloroso, pero se tiene que afrontar para que pueda sanarse, en ocasiones queremos evitar ver lo que nos pasa, y nos ponemos el trabajo, la pareja, la familia, los hijos, y otras tantas cosas frente a los ojos para que nos distraigan de lo que realmente sentimos.
La navidad es un periodo importante, pues marca el periodo final del año, muchos cambios se plantean en estas fechas, en lo personal creo que el cambio más importante debería ser comenzar a ser honesto contigo mismo.
“La Navidad es una necesidad. Tiene que haber al menos un día en el año para recordarnos que estamos aquí para algo más que nosotros mismos.” Arnold Eric Sevareid.
Sobreviviremos al próximo lunes… si aceptamos nuestra realidad.
Si tu vida está en un momento complicado y sientes que necesitas ayuda, puedes contactarme al 618-152-79-65, con gusto te acompañaré y buscaremos una solución.