Por: Alejandra Solís
Un gusto saludarlo querido lector, ¿Cuántas veces has sentido una pequeña molestia en el hombro, tobillo o rodilla y te has dicho «no es nada, ahorita se me quita»? Esa frase aparentemente inofensiva es el comienzo de una historia que veo repetirse en pacientes una y otra voz. Lo que empieza como «nomás una molestia» termina, meses después, siendo una lesión seria que requiere tratamiento extensivo. Hoy quiero hablarte sobre esas pequeñas señales que nunca deberías ignorar.
LA PROGRESIÓN SILENCIOSA
Las lesiones grandes rara vez aparecen de la nada. Casi siempre siguen un patrón predecible: primero aparece una molestia leve que viene y va. La ignoras porque no interfiere significativamente con tu vida. Luego, esa molestia se vuelve más frecuente. Empiezas a modificar inconscientemente tus movimientos para evitar el dolor. Finalmente, un día haces un movimiento normal y el dolor se vuelve agudo e incapacitante.
Este proceso puede tomar semanas o meses, pero el patrón es consistente. Lo que pudo haberse resuelto con dos semanas de ejercicio correctivo ahora requiere meses de rehabilitación, y en los casos más severos, cirugía.
TRES MOLESTIAS QUE NUNCA DEBES IGNORAR
1.- EL TOBILLO: La pequeña gran inestabilidad
Muchos pacientes dicen: «Mi tobillo se me falsea fácilmente, pero no duele.» Esa sensación de que tu tobillo «cede» ocasionalmente, especialmente en superficies irregulares, es una alarma.
Las señales de advertencia son:
Tu tobillo se dobla hacia adentro al pisar mal, aunque no te caigas
Sientes inseguridad al caminar en superficies irregulares
Hinchazón leve que aparece y desaparece sin razón aparente
Rigidez matutina que mejora con el movimiento
Por qué es peligroso ignorarlo: Cada vez que tu tobillo cede, los ligamentos se estiran un poco más. Con el tiempo desarrollas inestabilidad crónica, lo que aumenta dramáticamente tu riesgo de esguinces severos y hasta artritis en el tobillo.
2.- EL HOMBRO: La punzada al levantar el brazo
«Solo me duele cuando quiero alcanzar algo en alto» es la frase clásica. Ese dolor ocasional al levantar el brazo, especialmente sobre la cabeza, es frecuentemente el primer síntoma de problemas del manguito rotador.
Señales de advertencia:
Dolor sordo en la parte externa del hombro que empeora por la noche
Molestia al peinarte, alcanzar la cartera trasera o abrocharte el brasier
Debilidad sutil al levantar objetos, aunque no haya dolor intenso
Dolor que te despierta si duermes sobre ese hombro
Por qué es peligroso ignorarlo: Lo que empieza como una tendinopatía leve puede progresar a desgarros parciales y eventualmente a desgarros completos del manguito rotador. Un desgarro completo no sana por sí solo y frecuentemente requiere cirugía.
- LA RODILLA: El crujido extraño
«Mi rodilla truena, pero no me duele» es otra frase común. Los chasquidos, crujidos o sensación de «arena» en la rodilla, incluso sin dolor, merecen atención.
Señales de advertencia:
Chasquidos o crujidos al subir escaleras
Sensación de que la rodilla se traba momentáneamente
Hinchazón leve después de una actividad que antes no causaba problemas
Dolor leve en la parte delantera de la rodilla al estar sentado mucho tiempo
Por qué es peligroso ignorarlo: Estos síntomas pueden indicar problemas en el cartílago, meniscos o rótula. Ignorarlos permite que el daño progrese, y el cartílago dañado no se regenera. Lo que pudo prevenirse con fortalecimiento dirigido puede terminar en degeneración articular prematura.
¿CUÁNDO VER A UN PROFESIONAL?
No necesitas correr al fisioterapeuta por cada molestia menor. Pero busca evaluación profesional si:
La molestia persiste más de una semana, incluso si es leve
El dolor interrumpe tu sueño
Modificas tus movimientos habituales para evitar el dolor
La molestia empeora gradualmente en lugar de mejorar
Sientes debilidad o inestabilidad, aunque no duela mucho
LA VENTANA DE OPORTUNIDAD
Las lesiones tempranas son increíblemente más fáciles de tratar que las lesiones crónicas. Una tendinopatía incipiente puede resolverse con pocas semanas de ejercicios específicos y modificación de actividad. Ese mismo problema, ignorado durante seis meses, puede requerir tres meses de fisioterapia intensiva.
Tu cuerpo te habla constantemente. Esas pequeñas molestias son susurros diciéndote «algo necesita atención aquí.» Si los ignoras, eventualmente tu cuerpo dejará de susurrar y empezará a gritar. Y para entonces, el camino de regreso a la función normal será mucho más largo y delicado.
EN CONCLUSIÓN
La próxima vez que sientas «una molestia nomás», pregúntate: ¿es realmente tan pequeña, o simplemente estoy eligiendo ignorarla? A veces, 15 minutos en una evaluación profesional pueden ahorrarte meses de rehabilitación futura. Escucha los susurros de tu cuerpo antes de que se conviertan en gritos.
RECUERDA
Si tienes alguna de estas molestias «pequeñas» que llevan más de una semana, no esperes a que se conviertan en grandes problemas. Agenda una evaluación en Fisioterapia Funcional, contáctame en http://bio.site/fisioterapia.funcional