La catrina entregó un gran concierto musical interactivo para toda la familia en el Teatro Victoria.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
Fatrina, la catrina que canta a los niños, cruzó el umbral del más allá para aterrizar en el Teatro Victoria y recibir a decenas de chiquitines que se dieron cita para disfrutar de un espectáculo alegre, colorido y sensorial, impregnado de canciones y mucha diversión.
El Castillo Brije, donde Fatrina habita en el más allá, acompañado de elementos propios por la celebración del Día de los Muertos como el papel picado, sirvieron de escenografía para evocar una experiencia memorable que transmitió valores importantes como la amistad y el respeto.
El repertorio fue vasto y abarcó muchos de los temas musicales que Fatrina ha colocado en el referente de su carrera como importantes, poniendo toda su creatividad a flote, acompañada de un grupo de catrinitas que prepararon una secuencia de coreografías seguidas de juegos de adivinanzas, trabalenguas y dinámicas que estimularon la imaginación y la creatividad de los niños.
“De fiesta”, “Fuera contaminación”, “Tumbas por aquí”, “Alebrijes sobre la tela de una araña”, “El coco”, “Castillo Brije”, “Chiquichi Cosquillas”, “Hay que adivinar”, “Ricas frutas y verduras mexicanas”, “Los canguros Jump Jump” y el inédito “En el más allá” que le confiere el título a la segunda producción musical de Fatrina a través de las redes sociales, fueron algunos de los que fueron interpretados de forma sensible y cálida durante el espectáculo.
No pudieron faltar a la cita los amigos Brijes de Fatrina, unos títeres amistosos que ayudaron a hacer un viaje exploratorio por el mágico mundo de la catrina como el Gato Misifuz o mejor conocido como “El gato enamorado”, además del travieso, horroroso y tramposo Coco, quien con guitarra de rockero en mano, hizo una que otra diablura en el escenario.
El ambiente se convirtió en una verdadera fiesta que arrojó muchos globos y unas pelotas de aire gigantes que fueron simultáneamente lanzadas y capturadas por los presentes, creando a su vez, que los gritos de emoción y las sonrisas se esparcieran sin más.
