Por: L.N. Cuquis Hinojosa
De nueva cuenta nos encontramos en este espacio estimados lectores, en esta ocasión les voy a compartir un interesante tema que espero sea de su interés y más sí eres un adulto mayor que no conoce del tema de la suplementación.
LA CLAVE INVISIBLE DEL BIENESTAR EN LA VEJEZ: LA SUPLEMENTACIÓN
En la tercera edad, el cuerpo cambia de manera natural: disminuye la masa muscular, se reduce la densidad ósea, se altera el apetito y la absorción de nutrientes ya no es tan eficiente como antes. Aunque una buena alimentación siempre debe ser la base de la salud, en muchos casos esto ya no basta. Aquí es donde la suplementación nutricional se convierte en una herramienta valiosa para mantener la calidad de vida.
VITAMINAS
Como la D y la B12, minerales como el calcio y el magnesio, además de ácidos grasos esenciales como el omega-3, son frecuentemente necesarios en mayores cantidades que las que se obtienen solo por la dieta. Esto se debe a múltiples factores: menor exposición al sol, problemas gástricos que impiden la buena absorción, enfermedades crónicas, o simplemente cambios en el estilo de vida.
POR EJEMPLO
La deficiencia de vitamina D puede acelerar la pérdida ósea, aumentar el riesgo de fracturas y debilitar el sistema inmunológico. La falta de vitamina B12 puede causar fatiga, problemas neurológicos y anemia, mientras que el calcio sigue siendo clave en la prevención de la osteoporosis. Todo esto no siempre se corrige con un plato de comida.
AHORA BIEN
No se trata de tomar suplementos a ciegas. Cada persona mayor debe ser evaluada de forma individual por un profesional de la salud. Algunos necesitarán suplementos específicos, mientras que otros podrían beneficiarse de fórmulas completas que incluyan una variedad de micronutrientes. La suplementación correcta puede mejorar el ánimo, el apetito, la energía y hasta el funcionamiento cognitivo.
EN RESUMEN
La suplementación no reemplaza a una dieta saludable, pero sí la complementa cuando ya no es suficiente. Acompañada de chequeos médicos regulares, actividad física y una buena red de apoyo, puede marcar una gran diferencia en el bienestar de nuestros adultos mayores. Porque envejecer con salud no es solo posible, es un derecho.
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