Por: L.N. Cuquis Hinojosa
Queridos lectores, nos volvemos a encontrar en esta edición. Para esta ocasión les voy a compartir otro tema muy interesante. No todas las grasas son iguales.
NO TODAS LAS GRASAS SON IGUALES: FUNCIÓN Y MEJORES OPCIONES
Durante años, las grasas han sido señaladas como el enemigo de una alimentación saludable. Sin embargo, no todas las grasas son perjudiciales; de hecho, son un macronutriente esencial para el funcionamiento del cuerpo. La clave está en conocer las diferencias entre los distintos tipos de grasas y elegir las más beneficiosas para la salud.
LA FUNCIÓN DE LAS GRASAS EN EL CUERPO
Las grasas desempeñan un papel crucial en el organismo. Son una fuente concentrada de energía, ayudan en la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K), forman parte de las membranas celulares y contribuyen a la producción de hormonas. Además, proporcionan saciedad y ayudan a regular la temperatura corporal.
¿CUÁLES SON LAS MEJORES OPCIONES DE GRASAS?
Existen diferentes tipos de grasas, y su impacto en la salud varía considerablemente:
- GRASAS SALUDABLES (INSATURADAS)
Son las que se asocian con beneficios cardiovasculares, reducción de la inflamación y mejora del perfil de lípidos en sangre. Se dividen en:
- Grasas monoinsaturadas: Se encuentran en el aguacate, el aceite de oliva, las almendras y los cacahuates. Ayudan a reducir el colesterol LDL (malo) y a aumentar el HDL (bueno).
- Grasas poliinsaturadas: Como los ácidos grasos omega-3 y omega-6. Los omega-3, presentes en pescados grasos (salmón, sardina, atún), chía y linaza, tienen efectos antiinflamatorios y protegen el corazón.
- GRASAS A MODERAR (SATURADAS)
Se encuentran en productos de origen animal como la mantequilla, el queso y las carnes rojas, así como en algunos aceites tropicales como el de coco. Si bien no es necesario eliminarlas por completo, su consumo excesivo puede elevar el colesterol LDL y aumentar el riesgo cardiovascular.
- GRASAS A EVITAR (TRANS Y PROCESADAS)
Las grasas trans, presentes en productos ultraprocesados como margarinas, frituras, galletas y bollería industrial, son las más dañinas. Aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares al elevar el colesterol malo y disminuir el bueno.
CONCLUSIÓN
No todas las grasas son perjudiciales; el secreto está en la calidad y la cantidad. Incluir grasas saludables en la alimentación diaria puede mejorar la salud cardiovascular, la función cerebral y el bienestar general. Optar por fuentes naturales como frutos secos, pescado y aceite de oliva, en lugar de grasas ultraprocesadas, es una decisión clave para una alimentación balanceada.
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