>El IBA-UJED recibió el talento del contratenor y músico, quien brindó un ameno concierto.
Por Juan José Nava / La Voz de Durango
El contratenor y músico duranguense Martín Efrén Olivas Martínez, presentó el concierto “Virreinato a una voz” en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad Juárez del Estado de Durango (IBA-UJED), como parte del desglose de su intervención dentro del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico 2023 (PECDA Durango) a través del Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED).
El proyecto que reunió a un nutrido público, trajo consigo cantatas y arias antiguas extraídas del archivo de la Catedral de Durango, en las que participaron los integrantes del Cuarteto Analco, quienes reforzaron la escena musical en apoyo al cantante, quien también pertenece al mismo grupo.
Ya entrado el concierto, Olivas Martínez tuvo a bien brindar a detalle una introducción con algunos pormenores relacionados con la definición de un contratenor y cómo éste es asociado en el entorno musical.
“Generalmente no estamos acostumbrados a escuchar en una sala de conciertos más que a la soprano, al tenor o al bajo, pero raramente al contratenor, se trata de la voz masculina más aguda situándolo en un registro similar a una voz femenina, llegando a alcanzar un registro de contralto e incluso de soprano; su sonido es el resultado de un trabajo sobre las frecuencias agudas de una voz de cabeza, es decir, una voz de falsete, comúnmente o más bien conocida por la voz de falsete en las canciones regionales mexicanas. La voz de un contratenor suele ser clara, dotada de fuerza y de pureza”, dijo Olivas Martínez.
Denotó que la presencia de la voz del contratenor se hace notar cada día más, ya que actualmente los teatros de ópera y las salas de concierto se llenan de estos modelos de cantantes que han adquirido una relevancia importante.
También contextualizó abiertamente el sentido que el contratenor adoptaba en la antigüedad.
“Hubo un tiempo en el que los llamados castrati eran los amos del mundo operístico. Corrían los siglos XVII y XVIII en donde tuvieron su mayor auge, tenían unas voces de una calidad típica encantadora y única que alcanzaban las mayores proezas en cuanto a resistencia, agilidad y musicalidad en el canto; los castrati, cantantes que eran privados de desarrollo de sus cuerdas vocales interrumpiendo la pubertad, amputándoles las gónadas, al no haber desarrollado sus cuerdas vocales, quedaban como un niño, crecían y tomaban el cuerpo de un hombre con cuerdas vocales semejantes a las femeninas, tenían mucha resistencia, flexibilidad de extensión y potencia vocal, eran voces ricas en armónicos y de un registro fenomenal”, agrega.
Sin precisar un registro ni audio ni video que demostrara cómo cantaban los contratenores por el año de 1700, Olivas Martínez y el grupo de músicos conformado por Abel de Jesús Reyes (violín), Xally Ahuic González Ríos (viola) y Dan Mizrraím Navarro (cello), trataron de hacer un acercamiento a la riqueza musical de aquél entonces con la interpretación de piezas de tres grandes compositores como Ignacio Jerusalén (1707-1763), Santiago Billoni (1700-1763) y Manuel de Sumaya (1678-1755) que al final, les redituó con merecidas ovaciones.