- A comparación del año pasado, las familias perciben hasta 20 por ciento de aumento en productos del mar.
César Rodríguez / La Voz de Durango
En un recorrido realizado por La Voz de Durango, la ama de casa Isabel Treviño expresó su preocupación por el notable aumento en los precios de los nopales y la mayoría de los pescados, afectando la economía familiar. El precio del salmón, un alimento apreciado por su valor nutricional, ha alcanzado los 315 pesos por kilo, dificultando su adquisición en medio de una economía complicada.
Con el inicio de la cuaresma, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) reportó un aumento anual significativo en los precios de los pescados. El huachinango en filete alcanza hasta 699 pesos por kilogramo, mientras que el robalo registra un aumento del 74 por ciento, situándose en 524 pesos por kilo. La tilapia experimentó un incremento del 64 por ciento, alcanzando los 279 pesos por kilo, seguida por la variedad de pescado lisa con un aumento del 44.54 por ciento, llegando a 63 pesos por kilogramo.
La mojarra se encareció en un 40 por ciento, alcanzando los 119 pesos por kilogramo, mientras que el cazón registró un alza del 24.16 por ciento, situándose en 149 pesos. Además, los consumidores también enfrentan aumentos de hasta el 160 por ciento en los precios de vegetales y hortalizas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El precio de las habas secas de 500 gramos aumentó un 40 por ciento, pasando de 45 a 63 pesos, mientras que la cebolla registró un alza del 168 por ciento, con un costo de 55 pesos por kilogramo. Los nopales experimentaron un aumento del 77.5 por ciento, con una disponibilidad de tres piezas por 10 pesos, en comparación con el año anterior.
El tomate reportó un incremento del 139.32 por ciento, con un costo máximo de 49 pesos en algunos supermercados, aunque en los tianguis y puestos de barrio se pueden encontrar opciones más económicas alrededor de los 30 pesos por kilo.
Este aumento en los precios de alimentos básicos representa un desafío adicional para las familias duranguenses, que ya enfrentan dificultades económicas en un contexto de incertidumbre financiera.
