- La dura realidad de María Reyna Gómez Duarte.
Marco Santos / La Voz de Durango
En la periferia de Durango, específicamente en la colonia Dorados de Villa, la vida de María Reyna Gómez Duarte es testigo de la persistente pobreza extrema, pues su hogar, construido con madera, refleja la falta de servicios básicos y la escasez de recursos económicos, convirtiendo su día a día en un obstáculo constante.
Sin embargo, la tragedia se agudiza al descubrir que la señora Gómez enfrenta el desafío de cuidar a su hija María Lucero, de 29 años, lamentablemente diagnosticada con parálisis cerebral desde los primeros meses de vida. Cabe mencionar que la joven María Lucero, la mayor parte del tiempo, se ve confinada a la cama, sumergida en las limitaciones impuestas por su condición.
«Me siento desesperada porque es difícil navegar a mi hija, el cómo agarrarla, el levantarla en peso, es una situación muy difícil», subrayó la señora Gómez.
Desafortunadamente, en recientes días, la vida de María Lucero se complicó aún más al contraer gripe, por lo cual, la urgencia de atención médica enfrenta un obstáculo adicional, pues en la colonia hay caminos de tierra que dificulta enormemente el traslado y a pesar de contar con una silla de ruedas, la falta de accesibilidad en su hogar y sus alrededores complica el proceso, entre piedras y numerosos hoyos.
Ante esta situación, María Reyna Gómez Duarte hace un llamado desesperado a quienes deseen brindar apoyo. El número de contacto, 6181052664, está disponible para aquellos dispuestos a contribuir y hacer frente a las dificultades que esta familia enfrenta diariamente.
El caso de esta familia pone sobre la mesa la persistente pobreza en Durango, además de los desafíos adicionales que enfrentan las personas con familiares con discapacidades en entornos desfavorecidos. La falta de servicios básicos, sumada a las dificultades de acceso médico, resalta la necesidad urgente de intervenciones y apoyo.
