Por: Luis Manuel Cruz García
Hola, soy Luis Manuel Cruz García, licenciado en nutrición y además cuento con una maestría en ciencia y tecnología de alimentos funcionales. Del 2018 a la actualidad me dedico a la consulta nutricional y a la docencia en nivel licenciatura. Primero que nada, quiero agradecer a Juan Gerardo Nava Stenner, director de La Voz de Durango, la oportunidad de compartir mis experiencias en esta especialidad.
ANTES NO HABÍA NUTRIÓLOGOS, NO HABÍA TANTO SOBREPESO Y OBESIDAD COMO AHORA…
¿Cuántas veces no hemos escuchado o pensado en esta frase que hace referencia a la poca prioridad que tiene el papel del nutriólogo en nuestra sociedad? Y efectivamente en las familias de hace 50 o 60 años era raro ver a una persona con sobrepeso u obesidad, contrario de lo que vemos en las familias de hoy en día.
Sin embargo, esto no demerita el papel que nosotros como nutriólogos tenemos, o que nuestra labor no sea necesaria en la sociedad ya que desde entonces estamos sometidos una transición alimentaria que cada vez es más marcada. Es decir, nuestra alimentación ha pasado de ser una “dieta tradicional”, rica en nutrientes, baja en grasas y azucares, con verduras, frutas y alimentos variados de la canasta básica como frijoles, lentejas, productos a base del maíz, arroz, huevo y carnes variadas con porciones adecuadas ya que inconscientemente (por las condiciones familiares), un pollo se repartía entre familias de 5 a 10 personas, a una dieta occidental que además de ser abundante en cantidad, predominan alimentos altos en grasas y azucares, industrializados como productos de repostería y panificación, bebidas azucaradas y productos no propiamente de nuestra cultura mexicana como hamburguesas, papas fritas, pizza, frituras y alimentos con preparaciones cada vez más abundantes como los elotes preparados actuales que pasan de ser de un elote con mayonesa, mantequilla, queso y chile en polvo, a preparaciones que no solo se limitan a esos ingredientes, sino que además integran ingredientes como queso amarillo, aderezos, frituras y sopas instantáneas, sin embargo, esta transición alimentaria no solo depende del cambio alimentario, involucra factores de cultura, económicos y de comportamiento de cada uno de nosotros.
Como población nos enfrentamos a esta diversidad de factores relacionados con la alimentación en los que la guía del nutriólogo es imprescindible y esto no significa que anteriormente no se necesitara simplemente las necesidades y las enfermedades relacionadas con la alimentación que tenemos en la actualidad ocupan forzosamente de nuestra intervención. Las sociedades van evolucionando y las necesidades que surgen de esa evolución demandan nuestra intervención.
Agradezco su atención y nos encontramos la próxima semana.
