¿Somatizar?

MTF. Alfredo Arévalo

Casi todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos experimentado lo que se denomina proceso de somatización, pero en su momento no fuimos conscientes de lo que estaba pasando, o no lo conocíamos de con ese nombre; este proceso se puede identificar cuando sin causa aparente, surgen molestias en algún órgano, musculares, o cutáneo; y que no parecen responder al proceso de causa-efecto, o en ocasiones a los medicamentos

Este hecho condiciona nuestro ánimo, nuestra conducta y nuestra vitalidad general; para poder identificar los motivos por los que pasa es necesario analizar qué es lo que es lo que pasa en nosotros y en nuestro contexto, un poco más profundo seria identificar cuáles son nuestros mecanismos de defensa más habituales, y de qué manera podemos ser conscientes de estos, con el objetivo de gestionarlos adecuadamente. Pero primero…

¿Qué es somatizar?

Somatizar por definición es “transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria”, y esta transformación de lo mental a lo físico no siempre es bien entendida ni, en consecuencia, bien tratada.

Cuando acudimos al médico por alguna molestia, y las pruebas diagnósticas no muestran nada que justifique las mismas, podemos estar ante un proceso de somatización. Los síntomas referidos pueden ser leves, como un ligero dolor de cabeza o una pequeña molestia articular, algo más visible como la alergia, o pueden ser más intensos, como un incapacitante dolor, o desagradables e inesperados vértigos.

Por supuesto, la visita al médico ha de ser la primera opción para descartar una causa subyacente, pero si la evaluación clínica no muestra nada relevante, podemos iniciar el análisis dentro de terapia para identificar qué es lo que estamos padeciendo con la ayuda de un profesional especializado.

Para entenderlo mejor veremos algunos ejemplos relacionados con los trastornos más comunes, pues si bien no son los únicos, pueden explicar una gran parte de las cosas que se pueden experimentar.

Tensión muscular

Hay situaciones donde alguna sensación o emoción se presenta y nos obliga a tomar una postura corporal, por ejemplo, el encoger los hombros, o encorvarse, en algún momento tratamos de justificar esta situación, pero la raíz de ello puede ser un comentario hiriente, una sensación de no ser suficiente para algo o alguien, tristeza, etc…

Las experiencias relacionadas con el miedo, inseguridad o baja autoestima, pueden provocar en nosotros la necesidad de realizar involuntariamente este gesto, y al mantenerlo de forma prolongada puede provocar rigidez en la nuca, dificultad para girar la cabeza o un dolor en la parte posterior del hombro que se extiende hasta la columna.

En estos casos, puede ser útil analizar las posibles situaciones que se están viviendo, o si la personalidad de quien lo padece es proclive a pensamientos negativos sobre sí misma.

Emociones intensas

Los estados emocionales vividos con mucha intensidad pueden provocar cambios fisiológicos, como pueden ser el ritmo cardiaco, la frecuencia y amplitud respiratoria, o reflejarse en la piel. Emociones como la ira y el miedo son las que provocan la mayor fluctuación de algunos niveles fisiológicos, pues preparan al organismo para conductas específicas como pueden ser la lucha, la huida o, simplemente, poder elevar la voz para expresar el descontento o la agitación. Pero esta es la respuesta normal.

Si estas sensaciones no se van una vez que termina la situación o se experimentan con demasiada fuerza, los cambios fisiológicos se pueden mantener y provocar cambios internos, o en el caso de la piel externos.

Se sabe, por ejemplo, que las personalidades proclives a estar mucho tiempo enfadadas, experimentan cambios cardiovasculares que aumentan el riesgo de padecer síntomas coronarios como arritmias o pequeños infartos; también se ha comprobado como la experiencia de miedo intenso puede provocar vómitos o problemas estomacales, debido al malestar interno que produce una vivencia de este tipo.

Somatizar es natural

Las dolencias por somatización son algo natural, y una manera que tiene el cuerpo de comunicarse con nosotros cuando siente que algo está alterado en la mente. Por tanto, somatizar no es sólo “lo que la mente le hace al cuerpo”, como expresa el título, sino también “lo que cuerpo refleja de la mente” y que una conciencia dormida impide percibir. En este caso es necesario poner mucha atención para poder identificarlo.

“No quiero una receta de ansiolíticos ni buenas palabras. Enfermo del miedo a enfermar y del miedo a no poder enfermar. A que se hunda el mundo. A que la enfermedad se relacione con la imposibilidad de no poder pagar las facturas”.  Marta Sanz.

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