MTF. Alfredo Arévalo
La mayoría de las personas dentro de los procesos terapéuticos ha mencionado que busca ser feliz, o busca la felicidad; esto es en parte porque socialmente nos ha vendido la idea de que, al sentir la felicidad, nos vamos a sentir bien física, mental y espiritualmente; en todos los aspectos, familia, pareja o en general.
Todos buscamos ese máximo estado de plenitud que nos haga sentir satisfacción, certeza y realización. No obstante, no podemos tomar el control de las situaciones para poder alcanzarla o mantenerla, es algo que viene y va, pero está sola idea nos genera ansiedad porque nos gustaría que durara por siempre.
¿Felicidad?
Algunos de mis pacientes me han preguntado: ¿cómo hago para ser feliz con todo esto que me está pasando? mi respuesta depende de muchas circunstancias, normalmente busco crear conciencia de por qué la gente hace lo que hace, y de igual manera porque lucha con lo que lucha; esta búsqueda de la felicidad en ocasiones nos lleva a creer que hay manuales que nos pueden ayudar a alcanzarla, guías de vida, o espacios especiales para ello.
¿Hasta qué punto deseas ser feliz? Normalmente responderíamos esta pregunta con “mi meta en la vida es siempre ser feliz”, “es lo que más deseo”, o “cada día busco ser feliz”. Cada una de estas respuestas demuestran que la necesidad de ser feliz es algo sumamente importante, pues ser feliz significa que todas las áreas de tu vida están perfectas: salud, amorosa, económica, familiar, social.
Lo paradójico en esta situación es que cuando una persona es feliz, más feliz busca ser, y más vías para lograrlo busca, y en ocasiones encuentra, esta visión puede ayudarte a encontrar y mantener el bienestar, pero en ocasiones puede generarte frustración o la necesidad de compararte con alguien más feliz que tú; esos aspectos pueden ensombrecer la felicidad que encontramos, pero en este momento me gustaría que te cuestiones ¿Tú en qué estás enfocado ahora mismo? Problemas, deudas, desamor, carencia, ira, frustración, pereza, desánimo o en la gratitud, el amor, las sonrisas, el cariño, la bondad, la paciencia… felicidad.
Si observas tu vida y la vida de las personas que te rodean, familia, amigos, pareja… ¿De qué están hablando continuamente estas personas? ¿En que están enfocados? El enfoque ante la vida que tengas constantemente es el resultado actual de todo lo que está en tu vida.
Para comenzar a ser feliz desde la simplicidad, es necesario aplicar algunos cambios en nuestra vida, puedes probar poco a poco, y modificar cada aspecto hasta que estos ejercicios que te ayudan a ser feliz sean completamente tuyos.
Agradece. – Cuando alguien te dio un detalle, una sorpresa o hicieron algo bonito por ti, seguramente dijiste «gracias»; recuerda cómo sentiste esa gratitud, en ese momento no sentiste ni miedo ni ira, solo alegría, paz y tranquilidad, y eso es equivalente a ser feliz.
Sonríe. – Se ha demostrado científicamente que las sonrisas tienen el poder de generar neurotransmisores de dopamina, endorfinas y serotonina responsables de que estés en un estado de bienestar.
Visualiza. – Imagínate siendo inmensamente feliz; ahora describe con riqueza en detalles cómo sería esa vida feliz. ¿Dónde vivirías emocionalmente, con quienes, que está sucediendo en ese lugar? Visualízalo, siéntelo, maximiza las imágenes y añádeles detalles. Pero no solo te quedes con la lectura ve y experiméntalo,
“La simplicidad es primer paso de la naturaleza, y el último del arte”. Philip James Baley.
