MTF. Alfredo Arévalo
Desde hace un tiempo podemos ver en redes sociales videos y fotografías donde hombres y mujeres muestran sus cuerpos de una manera sensual, incitando a que las personas que los vean los sigan y busquen más del contenido que ellos realizan, este culto al cuerpo, y a la apariencia por encima de todo, nos muestran cuerpos inalcanzables, donde los cánones actuales de belleza están al alcance de muy pocos.
Esto es lo que vemos todos los días cada vez que abrimos Internet, Facebook, Instagram, Tiktok, etc., sabemos que esto también se daba antes de existir estas redes, pero este fenómeno se está ha amplificado haciéndolo más visible, deseable y convirtiendo en víctimas a los niños y adolescentes, que acaban sufriendo los riesgos de la hipersexualización.
¿Qué es?
La hipersexualización se basa en definir la belleza en función del deseo sexual que esté despierta, o lo que es lo mismo, reconocer el valor de una persona según el deseo sexual que produce en los demás.
En el caso de los niños y niñas, se define como la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de vestimenta considerados demasiado precoces; los menores asumen unos patrones y valores que no les corresponden y que les llevan a la búsqueda de un cuerpo o aspecto imposible para la edad o etapa que están viviendo.
Esto puede ser peligroso porque fomenta que la imagen de hombres y mujeres (principalmente mujeres) sea completamente sexualizada. Eso se traslada también a los niños y niñas, los cuales aparecen muchas veces actuando, vistiendo, hablando… como personas adultas.
Es el caso de las redes sociales, publicidad, videos, pero también tiene que ver directamente con la influencia familiar, pues muchos niños y niñas toman como referencia a los integrantes de su familia: madres, padres, hermanas, hermanos, tías, abuelas…que se convierten en un modelo a imitar.
Además de esto hay otro aspecto, que es la influencia social, en el cual entra el entorno de amigos del barrio, colegio, etc., que juega un papel determinante también aquí influenciando sobre los hábitos y gustos del menor que no tiene más remedio que adaptarse al grupo para no verse excluido en la mayoría de los casos, o incluso acosado por ser diferente a los demás.
En este sentido podemos ver a niños y jóvenes que se visten y comportan como si tuvieran 18 o más, algunos los llaman “los tweens”, son todos aquellos niños y niñas, principalmente niñas, hipersexualizados que tienen una edad entre los 8 y 13 años que tienen una conducta hiperconsumistas, son poco tolerantes a la frustración, se identifican con ídolos 3 o 4 años más grandes que ellos, y que han nacido en la época en la que lo privado es público y no existe intimidad.
Esto les lleva a publicar contenido basado en su imagen, muchas veces hipersexualizada, arriesgándose a llamar la atención de adultos con intenciones maliciosas o a ser víctimas de otros riesgos de Internet como bullying, robo de datos, suplantación de identidad…
Riesgos
El principal es que la identidad personal y la autoestima se construyen en base a la imagen y la apariencia, por lo que los menores aprenden a valorarse por su atractivo, un atractivo dictado por los medios que a veces no se ajusta a los cánones reales. En consecuencia, esta percepción errónea hará de estos niños y niñas frágiles, vulnerables y sin autoestima, además de generar frustración por no poder alcanzar el ideal social.
Con la sexualización se apoyan también estereotipos de género sexistas que pueden desembocar en problemas graves como violencia de género o desigualdad, así como trastornos psicológicos como anorexia, bulimia, depresión, ansiedad; sin olvidar conductas sexuales prematuras que pueden derivar en una visión violenta y distorsionada de la sexualidad.
Además, en un esfuerzo por cultivar su propia imagen, pueden desarrollar en una menor medida otras capacidades mentales, la vida centrada en la mirada del otro resta autonomía personal y afecta a las etapas vitales. Por otro lado, la separación de la conducta sexual y la afectiva puede generar problemas relacionales en el futuro.
¿Cómo evitarla?
Se puede pensar que prohibir es la solución, pero lo prohibido es lo que más llama la atención, entonces es de vital importancia supervisar su actividad digital para poder entenderles y educar así en la prevención de todo aquello que suponga un riesgo para ellos.
Hablar con ellos de forma natural sobre estos temas previene y favorece el clima de confianza necesario para que cuando tengan un problema del tipo que sea, recurran a padres y madres sin miedo ni vergüenza por la reacción. Explícales los peligros que existen y los valores que deben tener para afrontarlos.
“Nunca nos aprecian tanto los demás como cuando nos apreciamos nosotros mismos”. Lucio Anneo Séneca.