MTF. Alfredo Arévalo
Como ya hemos hablado anteriormente lo ideal es que dentro de la pareja cada uno se comporte como un miembro de un equipo que busca el bienestar del otro, su crecimiento personal, aceptando su libertad individual, sus metas, y deseos personales, pero que pasa cuando sientes que tu relación de pareja es una constante lucha por ganar.
A lo largo de nuestra historia evolutiva aprendemos a ser competitivos, desde el sistema familiar, consolidándose en la escuela y haciéndose muy visible en el ámbito laboral. ¿Pero qué sucede cuando sentimos esta constante lucha dentro de la pareja?
La competencia en la pareja tiene dinámicas muy diferentes a la competencia en el mundo que conocemos. La base de la pareja es el compartir, tomar decisiones como un equipo, solucionar conflictos, comunicarse desde la honestidad, superar momentos difíciles, y lo más importante disfrutar de los logros en común. Muchas veces y sin darnos cuenta, proyectamos muchas de nuestras carencias o necesidades en la otra persona, exigiendo que sea la encargada de satisfacer, creemos que nuestra pareja tiene el deber de hacernos feliz y cumplir nuestros deseos.
Cuando damos por sentado el hecho que la otra persona me tiene que hacer feliz, centramos todos nuestros pensamientos y acciones hacia lo externo; una persona que me haga feliz, una casa que cumpla mi deseo de seguridad, una mascota que cubra mi necesidad de afecto, etc., pero de esta manera nunca encontraremos la felicidad y la satisfacción plena con uno mismo, y precisamente ésta dinámica relacional exigiendo que los factores externos satisfagan las necesidades internas, es un camino mal orientado hacia la plenitud.
Cuando entendemos que la felicidad empieza y acaba en uno mismo, conocerse y aceptarse tal como somos, entendemos la persona que somos y que está en constante cambio. Cuando uno está seguro de sí mismo, confía en el curso de la vida y busca factores internos, como sensaciones y satisfacciones personales, empezamos a entender la pareja como alguien que decide estar a nuestro lado con total libertad y sin condicionamientos.
Este comportamiento sería lo ideal, sin embargo, la competencia en pareja existe, puede ser esta lucha de poder, buscar tener la razón siempre, o que todo se haga como yo lo quiero y necesito. Cómo saber si mi pareja tiene una dinámica de competencia? Veamos algunas señales del día a día que pueden suceder en parejas competitivas.
La verdad absoluta. Nadie tiene la verdad absoluta; todo depende de nuestra percepción y el estado de ánimo, cuando las discusiones se convierten en una batalla por quién está en lo correcto, es una clara señal de competitividad, ya que en éstos momentos nos olvidamos del objetivo de la discusión y pasamos a la escalada donde se discuten cosas sin importancia.
Intimidad emocional. Para compartir intimidad emocional y afianzar la pareja es necesario percibir a nuestra pareja sin amenazas; no como alguien que en cualquier momento puede volverse en tu contra por interés propio.
Logros y fracasos personales. Cuando sentimos amor incondicional y compasión por la otra persona, recibimos sus logros como un logro común; que tu pareja logre sus objetivos hace que se sienta mejor y por consecuencia se pueda relacionar de forma más positiva contigo. Por otro lado, los errores o fracasos de tu pareja se ven con compasión; comprendiendo la frustración que siente nuestra pareja y apoyando con pasión y comprensión para hacer de los fracasos aprendizajes.
Responsabilidad. La responsabilidad en las decisiones que tomamos en nuestro día a día empodera a la persona, esta siente que tiene el poder de cambiar las situaciones de su alrededor. Cuando nos responsabilizamos de querer estar al lado de alguien, somos consecuentes con aquello que surge de la relación; alegrías y dificultades. En una pareja todo lo que sucede tiene origen en las personas que la conforman; algo no sucede si otro no lo quiere o no lo permite, por ello no hay culpa, sino responsabilidad por las dos partes.
Aceptar y agradecer. Cuando aceptamos a una persona en su totalidad o aceptamos la realidad tal cual es y no tal como nos gustaría que fuera, empieza el agradecimiento. Nadie tiene obligación de ser o hacer algo como a ti te gustaría, por ello si sientes que tu pareja actúa de forma molesta, pregúntate porqué te molesta tanto, ya que seguramente es una cuestión personal que te afecta.
Para solucionar o comenzar a sanar, es necesario hacernos conscientes de lo que somos, pues cuando conocemos las propias vulnerabilidades y las de la otra persona surge la comprensión, aceptación y amor, pero nunca la competencia. Recuerda que siempre ayuda ser conscientes que decidimos seguir al lado de nuestra pareja cada día, que somos un equipo con el único objetivo de entenderse y compartir el bienestar.
“Todo aquel que vive o ha vivido en pareja sabe que el otro es un enigma”. Delphine de Vigan.