¿Familia Tóxica?

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MTF. Alfredo Arévalo

Hoy en día, y desde siempre, se ha puesto atención en todo el abanico de relaciones que tenemos como seres vivos, estas relaciones llevadas de una manera poco saludable se convierten en tóxicas. La familia es nuestro primer contexto de socialización, aquel en el que aprendemos por primera vez a hablar y a comprender el lenguaje, y del que heredamos toda una serie de elementos culturales y comportamentales que dan forma a nuestra personalidad.

Sin embargo, también puede llegar a ser un espacio que genere malestar en nosotros en cualquier etapa de nuestras vidas, algo agravado por el hecho de que en la mayoría de los casos esas personas son muy importantes para nosotros, debido a lo que he comentado antes. No solo nos sentimos vinculados a esas personas a causa de la costumbre y la convivencia; además, desarrollamos una conexión emocional.

Estos consejos te pueden ayudar a mejorar la convivencia, comunicación y dinámicas de apoyo mutuo que mantienes con esa parte de la familia con la que mantienes una relación tóxica.

  1. Víctima de maltrato

En primer lugar, es imprescindible que te detengas a pensar si tu posición es o no la de una víctima de maltrato ante esa parte de la familia con la que sientes que hay un problema. Es decir, si en el caso de intentar mejorar la relación con esas personas, te expones a sufrir malos tratos, ya sea mediante violencia física o violencia psicológica.

La clave está en centrar el foco en el presente y en lo que podría ocurrir en el futuro próximo a partir de lo que sabes que está pasando hoy; por ejemplo, muchas personas tienen una relación mala con sus padres porque en la generación de estos últimos era habitual pegar a los niños para intentar educarlos, pero si esto se produjo hace décadas, eso no tiene por qué significar que se siga sufriendo violencia hoy en día.

Lo que importa aquí es la globalidad de la relación, y concretamente, estos dos aspectos: si hay un claro desequilibrio de poder en el que una de las partes tiene claramente más capacidad de dañar a la otra persona y esta última se ve acorralada por ello y solo pueda adoptar un rol defensivo, por un lado, y si la intensidad y frecuencia de estos ataques dañan significativamente la calidad de vida de la persona que está a la defensiva, por el otro, o suponen una amenaza contra su integridad.

  1. Aceptar la idea de tener que disculparte

Aunque las actitudes tóxicas por parte de la otra persona sea lo primero de lo que nos damos cuenta al valorar una relación, no hay que olvidar que aunque sea de manera inconsciente, también podemos haber realizado acciones injustas que han causado un dolor innecesario en esa parte de nuestra familia con la que queremos reconciliarnos.

Por eso, es importante que reflexiones sobre lo que has hecho, y analices hasta qué punto estaba justificado. En caso de que hayas caído en una o varias de estas acciones dañinas, asume que deberás disculparte, y que ello no es nada malo ni implica ser débil; todo lo contrario, muestra tu capacidad para reparar relaciones. Ahora bien, recuerda que una disculpa no es solo cuestión de palabra; también debes expresar una voluntad sincera de reparar el daño causado, al menos en la medida de lo posible. De esta manera mostrarás tu compromiso en hacer que ese vínculo funcione.

  1. Proponer soluciones

Aunque el proceso de superar una relación familiar tóxica lleva un tiempo y debe desarrollarse a lo largo de semanas y meses, es necesario que en algún momento se produzca un cambio cualitativo en tu manera de afrontar esa relación. Es decir, un momento en el que quede claro que la manera de interactuar y de comunicaros va a cambiar. Este “empezar desde cero” supone un referente temporal que os motivará a ambas partes a esforzarse en mejorar la relación, dado que, ya que habréis generado las expectativas de que eso ocurra.

Superar una relación familiar tóxica

Si no se habla de un problema, es imposible solucionarlo. A veces en las familias se crea la dinámica del silencio y los miembros aprenden a actuar de una manera pasivo-agresiva. Es momento de romper el ciclo. Dedica un tiempo a escribir y ordenar tus sentimientos y cuando llegues a la causa genuina de lo que te provoca el malestar, encuentra un momento donde estéis todos tranquilos y en calma para poder hablarlo con firmeza y claridad. Tus sentimientos importan.

Así pues, fija fecha y hora para tener una charla seria en la que, sin prisas y sin nada que os distraiga, podáis hablar de cómo os habéis sentido, cómo os sentís, y qué podríais hacer para mejorar esa relación a través de acciones y rutinas que marquen la diferencia. Este también es el momento de disculparse y de mostrar que ambos tenéis interés en recuperar la confianza del otro, estableciendo metas que permitan demostrar que ese compromiso está ahí, no es pura ficción.

“Incluso cuando el hogar de una familia está vacío, quedan en él ecos de vida”.  C.J. Tudor.