Por Juan Nava Stenner
Los candidatos de las dos alianzas más fuertes iniciaron campaña ayer, su meta, el gobierno de Durango y con ella, la suerte y destino de nuestro porvenir. No sé si tanto Marina como esteban fueron los dos mejores candidatos de sus partidos, porque hasta ahorita lo son de sus grupos, ¿lo serán para los duranguenses? Patricia Flores también inició campaña para lo mismo.
Vienen días intensos, de mucho trabajo para los equipos de campaña, toda una guerra -dicen- para llegar al triunfo. No es de vida o muerte, es solo un membrete que significa dinero y poder. Vamos a ver, cómo entramos los ciudadanos en eso.
Las multitudes que rodearon a Esteban y a Marina están ilusionadas con el triunfo, que significa lograr un negocio, quizá un empleo o ser cercano a la cúpula del poder. Habrá quien invirtió dinero en las campañas de su candidato, otros invertirán tiempo y esfuerzo, y los demás son analíticos con las propuestas, simplemente van.
Yo no quisiera que de un futuro halagador que esperamos, salieramos con el petardazo de un fracaso económico y político, por eso ,hay que pedirles a los candidatos que no ofrezcan negocios particulares a amigos y socios, que no alienten el chambismo, que no siembren esperanza de beneficios caprichosos; siembren eso sí, dignidad y amor por el trabajo, amor por la honestidad, respeto por la transparencia ,mayor amor a lo que es Durango y su gente.
“Defender a Durango”, sí, pero no por eso hay que cultivar el odio, el rencor, la venganza. Qué bueno que sujetos diatribos quedaron fuera de competencia, porque Durango no merece esa clase de políticos oscuros cuyos intereses van más allá de la avaricia y la componenda.
Una vez, iniciadas las campañas, escuchemos las propuestas, el plan de trabajo de los dos más fuertes amigos, pero contrincantes políticos. Ojalá tengan programa, y que estos no sean mentiras, ocurrencias o sean ligerezas incumplibles.
Vamos a ver Esteban y Marina, cuál de los dos es mejor gallo para convencer, entusiasmar y recuperar la credibilidad de un Durango, fastidiado de tanta ratería y mentira.
