¿Autoexigencia disfuncional en el trabajo?

MTF. Alfredo Arévalo

Normalmente solemos tener una autoexigencia en ciertas áreas de nuestra vida, la escuela, el ejercicio, la limpieza, el cuidado de los hijos, el trabajo, etc., esto ayuda a que la energía que tenemos esté focalizada en cumplir ciertos objetivos, y en ocasiones es necesario que se haga de esta manera, esto nos brinda la posibilidad de desarrollar habilidades y crecer.

Sin embargo, todo tiene un límite. Una cosa es ser autoexigente en el sentido de ser responsable, constante y esforzarse para conseguir lo que te propones y otra, muy distinta, es ser obsesivamente perfeccionista, pedirse más de lo que se puede y hacer de nuestro rendimiento laboral algo que determine nuestra satisfacción y autoestima.

Cuando nos iniciamos en el mundo laboral hemos visto que hay personas que tienen la idea de que buscar la perfección es un rasgo admirable; y esto lo podemos ver desde los más altos cargos hasta los empleados más subordinados, está el sueño de perseguir el éxito por utilizando la energía de esta manera, pues muchos asocian ser perfeccionista y escrupuloso con tener más buenos resultados, pero no es así, porque cada que aumentan los límites de nuestra perfección se vuelven inalcanzables, y eso causa frustración.

Esta autoexigencia es adaptativa y funcional cuando responde a nuestras capacidades, conocimientos y se ajusta al contexto. Esforzarse en el trabajo para ser más eficiente y productivo, siempre y cuando no nos provoque malestar y dé buenos resultados, es deseable.

Demasiado no es bueno

Si bien hacer todo lo posible para mejorar no es algo sustancialmente malo, pero el exceso de perfeccionismo afecta negativamente el desempeño laboral del trabajador, así como su salud física y emocional. A este rasgo se le ha denominado “perfeccionismo negativo”, “perfeccionismo desadaptativo” o, incluso, “perfeccionismo neurótico”, pero al final todo esto apunta a que es una conducta disfuncional.

Un individuo presenta autoexigencia elevada cuando:Desconoce sus propios límites; Se impone objetivos muy elevados o inalcanzables; Convierte sus retos en obligaciones; Su comportamiento laboral se rige bajo una rígida autodisciplina; Excesiva previsión y planificación y se siente muy culpable si no lo cumple; Se esfuerza enormemente por conseguir su meta a pesar de sufrir; Miedo al fracaso; Tiene necesidad de reconocimiento; Su autoestima depende del resultado obtenido; Elevada autocrítica; Posee una baja tolerancia a la frustración; Tiene una sensación de insatisfacción constante. (Entre otros)

Este perfeccionismo negativo hace que la persona vaya subiendo el listón cada vez más, queriendo hacer su trabajo o tareas que le correspondan lo más cercano a la perfección posible, pero sin tener control sobre ello. Debido a ello, la autoexigencia disfuncional puede suponer un gran deterioro de la salud mental y física del sujeto, además de que también se traduce en un peor rendimiento laboral.

Las consecuencias

Dentro de lo que se ha observado este comportamiento conforme pasa el tiempo se asocia con mayores tasas de sintomatología depresiva y ansiosa; o con altos de ansiedad, estrés y “burnout” o síndrome del trabajador quemado. Como es de esperarse todo esto provoca también varios síntomas físicos y fisiológicos, como insomnio, problemas gastrointestinales, fatiga crónica y tensión muscular.

Pero por si no fuera poco, el perfeccionismo disfuncional en el puesto de trabajo no únicamente perjudica salud mental y física, sino que además implica peor desempeño laboral. En algunos casos, esto es consecuencia directa de la ansiedad, depresión y el síndrome del trabajador quemado. También ocurre la relación inversa, que los síntomas de depresión y ansiedad surjan a causa de que uno siente que no es lo suficientemente bueno para su trabajo al no cumplir con todo lo que se ha propuesto.

Esto afecta directamente en la autoimagen del trabajador, pero también hay algo que ocurre cuando este suceso de da en el lugar de trabajo, la autoexigencia disfuncional se vuelve “contagiosa”. Que haya un trabajador con excesivo perfeccionismo repercute en el entorno de trabajo, creando una atmósfera neurótica en el lugar que hará que no solo se vea afectado el rendimiento y funcionalidad del trabajador neurótico en sí, sino que también perjudicará a los demás.

Si bien la parte cultural nos ha dado el mandato de que debemos ser buenos en lo que hacemos, la conciencia humana lo incrementa a un límite exagerado, al punto que es imposible mantener ese estilo de vida, para evitarlo hay que dar un sentido de realidad al contexto donde estamos, ¿en realidad si trabajas más tendrás más reconocimiento? O solo eres un empleado más que entrega buenos resultados.

“Ascender en el trabajo es como ascender una montaña. Cuando más alto, más aire te falta y más pesada se te hace la mochila”.  Josean Bengoetxea.

Si quieres iniciar un proceso terapéutico personal, de pareja o familiar, puedes contactarme al 618-152-79-65; estaré encantado de atenderte.

Artículo anterior
Artículo siguiente

Related Articles

[td_block_social_counter facebook="tagdiv" twitter="tagdivofficial" youtube="tagdiv" style="style8 td-social-boxed td-social-font-icons" tdc_css="eyJhbGwiOnsibWFyZ2luLWJvdHRvbSI6IjM4IiwiZGlzcGxheSI6IiJ9LCJwb3J0cmFpdCI6eyJtYXJnaW4tYm90dG9tIjoiMzAiLCJkaXNwbGF5IjoiIn0sInBvcnRyYWl0X21heF93aWR0aCI6MTAxOCwicG9ydHJhaXRfbWluX3dpZHRoIjo3Njh9" custom_title="Stay Connected" block_template_id="td_block_template_8" f_header_font_family="712" f_header_font_transform="uppercase" f_header_font_weight="500" f_header_font_size="17" border_color="#dd3333"]
- Advertisement -spot_img

Latest Articles