¿Deja de ser la víctima?

MTF. Alfredo Arévalo

En algún momento de nuestra vida nos hemos cuestionado acerca del porqué nos pasan ciertas situaciones, y podemos culpar algunas cosas específicas como la mala suerte, en ocasiones a Dios o al universo, y nos hacemos preguntas específicas, como: «¿Por qué atraigo siempre el mismo tipo de personas?», ¿Por qué siempre me equivoco?; y en ocasiones estas preguntas se vuelven afirmaciones como: “siempre me va mal”, “Nunca voy a conseguir lo que quiero”, etcétera.

En este tipo de situaciones tenemos que poner especial atención en la palabra “Siempre” y “Nunca”, esto es como si de alguna manera generalizáramos las emociones, como si fueran iguales, sin ningún cambio, malas “siempre” o que “nunca” mejoran. Esto es porque al ego le gusta exagerar o dramatizar.

Si analizamos nuestras vidas, la mayoría de personas sufren porque se identifican con la víctima. Sufren porque la pareja no hace lo que se supone que debería hacer; sufren porque no tienen el suficiente dinero para sentirse seguras; sufren porque el jefe les ha mandado hacer algo que no es su competencia; sufren porque se tiene miedo a hacer el ridículo al dar un discurso; sufren porque creen que su cuerpo no tiene la talla perfecta; sufren porque creen que son menos válidos sin saber dos idiomas…

Este sufrimiento te traslada a una identificación con la víctima, pues lo que duele no es la situación en sí, sino el creernos víctimas de la situación, es decir, creernos más pequeños de lo que somos.

Desde el punto de vista de la víctima, el sufrimiento se atribuye a la circunstancia externa (la pareja, el dinero, el tiempo, o lo que sea) y no nos damos cuenta de que en realidad sufrimos porque nos hemos confundido con alguien que realmente no somos. Si crees que eres el ego (que es especialista en hacerse la víctima), sufrirás incluso aunque consigas lo que deseabas.

Victimismo

La idea central está en que la víctima cree que, si no se queja o sufre, no puede encontrar solución a lo que le causa conflicto, cree que cumpliendo su papel (sufriendo) es como conseguirá sus deseos. Y sin duda obtiene muchas ganancias de esta situación, mayor atención, que las personas se interesen y le den dinero, ropa, trabajo, algo que le dé un beneficio extra.

Esto lo aprendimos de pequeños. ¿recuerdas cuando, de niño, hacías un berrinche hasta que mamá o papá te hacían caso? Debido a que lograbas conseguir algo (atención, afecto o lo que pedias) se quedó grabado que «hay que ser víctimas» para conseguir cosas.

El problema está en que a medida que vas creciendo en consciencia y responsabilidad, descubres otra manera de relacionarte con el mundo, cambias la manera de relacionarte, y usas diferente este chantaje.

Víctima y relaciones

El papel de la víctima se presenta en diversas formas dentro de la pareja, cuando una persona espera que la otra haga algo diferente para así sentirse mejor, no hay una responsabilidad en la relación y espera que otros tomen decisiones, las cuales al no ser lo que se esperaban inician este círculo donde ubican en el papel de víctima, sin aceptar que ellos decidieron no hacer nada y esperar que la otra persona solucionara.

¿Cómo cambiar?

Al principio será complicado, pues tendrás que darte cuenta que en ocasiones tomas ese papel, y tratar de controlarlo, tendrás que preguntarte si sufres porque la otra persona no hace lo que se supone que debería hacer

En vez de cerrarte a lo que sientes tratando de convencer al otro o acusando al otro, mira hacia dentro y ábrete a conocer la víctima que se ha activado dentro de ti. Debes retirarte a un lugar tranquilo, donde puedas estar solo y sin distracciones y sentarte contigo. Deja que la víctima te hable y escúchala.

Dale voz (expresión) a tu víctima y averigua su historia. Si lo haces, te darás cuenta de cómo está diseñado ese papel. Te darás cuenta de que se comporta como un niño de 3 años que se siente herido, abandonado o rechazado.

Al hacerlo presente, estas aceptando que esta parte tuya existe y ahora será posible controlarla, y si así lo deseas, cambiarla.

“Es más cómodo no intentar nada y ser una víctima el resto de su vida”.  Daniel Auteuil.

Si quieres iniciar un proceso terapéutico personal, de pareja o familiar, puedes contactarme al 618-152-79-65; estaré encantado de atenderte.

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