Por: Omar García Rosales
El cine de terror de la década de los años 70’s, se caracterizó por dejar no confiar en extraños, a no entrar en casas abandonadas y a no jugar con los espíritus y demonios. Pero en 1976, el terror no provendría de ninguno de estos elementos, sino de una joven débil y antisocial de nombre Carrie.

Bajo la dirección de Brian de Palma (Los Intocables, Misión Imposible), la cinta de Carrie se centra en Carrie White (Sissy Spacek). Una joven tímida e ingenua acerca de muchos temas cotidianos sobre la vida, debido al fanatismo religioso que profesa su madre. En un día “normal” de escuela, Carrie se convierte en el centro de las burlas de sus compañeras cuando le llega su primer periodo de menstruación luego de una sesión de educación física. Lejos de convertirse en un caso aislado, el accidente de nuestra protagonista se propaga a través del pueblo y al llegar a oídos de su madre, esta la reprende por el pecado que ha cometido, encerrándola en un armario para que rece y sea perdonada por su crimen.
En la escuela las compañeras que se burlaron de su accidente, son castigadas con actividades extras para poder acudir al baile de graduación. Seguras de que Carrie es la culpable de esta situación, deciden vengarse de ella haciéndole creer que es una chica querida y aceptada por todos, invitándola al baile de la escuela. A pesar de la desconfianza de su madre, Carrie acepta ir al baile en el que lejos de ser una noche única y especial, esta terminará por convertirse en una tragedia.

Alejándose de los típicos estereotipos de películas de preparatoria en donde los bailes de graduación, autos ruidosos e historias de romance estudiantil, Carrie presentó el lado oscuro de las escuelas. Esto le valió hacerse rápidamente de un lugar en la taquilla y en el mundo, luego del éxito que fue el exorcista. Uno de sus grandes aciertos fue la dirección de De Palma, quién no dudo en presentar la influencia de Hitchcock en el metraje, con su propia formula de horror más directo y tenebroso. Con las constantes burlas de sus compañeras, Carrie personificó la rabia y la ira destructiva, luego de la incesante burla de sus compañeras. Sumado a esto la madre de la protagonista quien funge como un símbolo de la represión y culpa cristiana, que ve en su hija solo el pecado y el mal, desembocarán en la violencia y el caos.

Basada en la novela homónima escrita por el maestro del terror Stephen King, la cinta nos toma de la mano para abordar una gran cantidad de temas cotidianos que van desde la crueldad y violencia en la adolescencia, el fanatismo, la culpa y la venganza, todo sazonado con un aura sobrenatural.
A cuarenta y cinco años de su estreno en cines, Carrie es un clásico del género de terror que no solo nos presentó una historia de suspenso ambientada en la etapa adolescente y el seno familiar, sino que es un claro reflejo de como todo ser humano tiene un límite y cuando este se sobrepasa, las consecuencias pueden ser devastadoras.

