¿Hábitos no favorables?

MTF. Alfredo Arévalo

En ocasiones nuestra vida pierde un poco el camino, nos encontramos en situaciones que no entendemos cómo llegamos a ellas o realizando actividades que no nos satisfacen plenamente; en este punto algunos pueden cuestionarse sobre lo que hicieron para llegar ahí y le dan vuelta al mismo pensamiento sin conseguir pasar a la acción; otros solo se quejaran de lo mal que lo pasan; otros se cuestionan sobre si mismos; mientras que otros ven la situación y realizan un cambio.

La diferencia radica en la manera en que se reacciona al llegar a esta situación, cada uno de nosotros tiene un tipo de resistencia al cambio, y esta se presenta cuando nos tenemos que enfrentar a algo que nos puede afectar, puede ser algo mínimo como un cambio de ropa o estilo de cabello, o situaciones que nos afectan a otros niveles, como el decidir estar o no con alguien, seguir o renunciar en un trabajo, etc.

El punto clave es que estas resistencias las hemos ido moldeando a lo largo de los años, cada cambio que se presenta en nuestras vidas tendemos a enfrentarlo de la misma manera; y así como desarrollamos este comportamiento, desarrollamos otros hábitos que no nos benefician para realizar algún objetivo, o que hacen que se incrementen diferentes estados de ánimo que no nos hacen sentir bien.

Algunos básicos que podremos analizar y cambiar en nuestra vida son los siguientes:

  1. Autocuidado

Uno de los factores que refuerzan la aparición de emociones negativas tienen que ver con el hecho de pasar por alto las rutinas de autocuidado e higiene corporal: no ducharse, no peinarse, no cambiarse la ropa, etc.

Cuando se pierde el interés en general se inician una serie de hábitos de abandono personal, como si no nos importara el vernos bien, o como si esto no tuviera un sentido; lo que esto ocasiona aparte de las sensaciones por sentirse sucio es un deseo de que nadie nos vea, que nadie se acerque a nosotros. Muchas personas tienden a aplazar los hábitos de autocuidado, ya sea porque se presenta una depresión, un duelo o porque no le encuentran sentido a verse bien debido a algún rechazo.

Esto que puede iniciar sin darnos cuenta hasta que sea demasiado evidente, puede llevarnos a que nuestra autoestima disminuya, que nuestra autoimagen desaparezca; que se presenten malestares físicos, así como frenar nuestro desarrollo personal al creer que no necesitamos realizar estas actividades de autocuidado.

  1. No salir de la habitación

En ocasiones es normal que llegando a casa decidamos no convivir con los demás y optemos por encerrarnos en nuestra habitación; esto no solo afecta la parte relacional de la persona, sino que es un estilo de vida caracterizado por un sedentarismo extremo que perjudica a tu salud físicamente. La falta de fuentes de motivación y de estímulos externos es uno de los factores que fortalecen a este trastorno del estado de ánimo, llevándote a caer en un círculo vicioso.

Para evitar esto es necesario realizar una activación, esto tiene que ver con auto-obligarse a realizar actividades que le llevan a interactuar con el entorno físicamente, en vez de limitarse a las acciones de tipo introspectivo. De ese modo, se influye en su estado emocional a través de las acciones observables.

  1. Dormir poco

El uso excesivo de la tecnología ha derivado en una serie de desórdenes en la conducta, uno de ellos es el dormir poco, la mayoría de los jóvenes prefieren ver videos, series o simplemente tener su móvil cerca, lo que puede ocasionar que el estado de vigilia se prolongue, en ocasiones provocando algunos pensamientos invasivos que le impiden dormir a causa de ansiedad.

Si esto se prolonga mucho tiempo puede llevar a la persona a tener serias dificultades de concentración y falta de energía, por lo que les cuesta más adoptar un estilo de vida sano y llevar a cabo los objetivos fijados en el programa de la psicoterapia y, además, ese desgaste físico contribuirá a mantener la alteración emocional dado que el sistema nervioso no podrá autorrepararse de una manera correcta.

Por eso, es importante fijarse un horario muy claro y establecer las rutinas necesarias para que, llegado el momento de irse a la cama, sea posible hacerlo, en vez de caer en la tentación de postergarlo.

  1. Refugiarse en el trabajo

Para algunos de nosotros el tener muchas actividades al día se traduce como una manera de ser eficiente, pero en ocasiones sin darnos cuenta esto nos ayuda a evadir situaciones en las que no queremos pensar o enfrentar. Esta clase de “atracones de trabajo” produce una inestabilidad emocional que puede llevar a la persona a desarrollar un cuadro ansioso-depresivo.

O mejor es analizar para que tenemos tanto trabajo, que es lo que estamos evitando en nuestra vida o en nuestro hogar; y en lugar de tener tanto desgaste físico y emocional, tratar de solucionar lo que nos ocasiona malestar, y tomar descansos de manera regular.

  1. Sobre exigirse

A la par con la situación laboral, en ocasiones decidimos sumergirnos en otras actividades para evitar ver ciertos aspectos de nuestra vida, por ejemplo, el hacer un ejercicio excesivo con la idea de mejorar la salud, donde esta actividad puede haberse iniciado por el miedo de que un ser querido haya enfermado; el tratar de generar mucho dinero porque nos da miedo la carencia o porque en nuestra familia alguien perdió todo; el buscar ser exitoso o feliz de una manera excesiva porque queremos que nos valoren afuera aunque la desvalorización inicie en nosotros.

Todo esto tiene que ver con la idea de que las respuestas están afuera, como si lo que llevamos en nuestro interior careciera de valor; esta bien el buscar desarrollar nuevas actividades, hacer ejercicio, aprender cosas nuevas, pero para satisfacer una necesidad personal que nos motive a sentirnos mejor nosotros mismos; no para que nos reconozcan que somos los mejores en algo.

Conclusión

Se piensa que desarrollar hábitos nos motiva a mejorar y produce un cambio; pero en cierto punto deberíamos detenernos a pensar que es lo que está motivando a mejorar, pues podría mejorar nuestra angustia, infelicidad, depresión, ansiedad; o si el cambio que estamos realizando nos ayuda a sentirnos mejor o no, pues podría ser más exitoso pero alejarnos de nuestra felicidad y personas que amamos, entonces el cambio desde lo social seria visto como algo bueno, pero en lo personal se crearía un vacío.

 “Todo vicio es un hábito, pero no todo hábito es vicio. El buen hábito es rutina y disciplina”.  Jorge González Moore.

Si quieres iniciar un proceso terapéutico personal, de pareja o familiar, puedes contactarme al 618-152-79-65; estaré encantado de atenderte.

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