El Ciudadano K: Del Durango tranquilo al Durango insolente

Por Juan Nava Stenner

Nuestra otrora tranquila y callada ciudad se ha convertido hoy en una cantina gigantesca, donde cada fin de semana e incluso hasta La mitad de los días laborables, es común ver fiestas, espectáculos y antros, violando los reglamentos municipales, sin que a nadie le importe.

El pasado sábado, llegaron a la redacción de este periódico LA VOZ DE DURANGO vía redes sociales o simples llamadas, denuncias de pachangas ruidosas, que rompieron la quietud y violaron los reglamentos establecidos.

Reportes de la zona de Real de Mezquital, zona de la Fenadu, fraccionamiento Jalisco, Lasalle, fraccionamiento Tapias, Punto Guadiana y Loma Dorada, Jardines de Durango, colonia Real del Prado, Zona Centro específicamente frente a El Sabino donde la Barra de Abogados festejó al triunfador de las elecciones internas, Cerro del Mercado, Paseo Constitución, Lomas del Parque, rumbo de la SEP, fueron escenarios en donde los inspectores municipales, ni se atrevieron a aparecer. Violaciones al Bando de Policía y Buen Gobierno, ordenamiento que nació muerto porque nadie le hace caso.

Y es que, el problema de Durango es que ni la misma autoridad mete orden y hace respetar los reglamentos. No hay funcionarios que se ocupen por la seguridad, digamos de convivencia, de los ciudadanos. Tampoco se preocupan por los daños que ocasiona el ruido. incluso inventaron una policía ambiental que únicamente es un gasto más al erario, los inspectores y los encargados de ellos sí obtienen salarios jugosos, pero su desempeño es pobre o nulo.

En definitiva, no hay solución. Hay miedo y descaro.

Los ruidos que rompen la tranquilidad de los vecinos, los animales ruidosos, los escándalos de antros, la violencia callejera que generan los automóviles, la excesiva venta de bebidas embriagantes, la venta de sustancias tóxicas, el deambular de vehículos a exceso de velocidad, han convertido a Durango capital en una ciudad peligrosa, donde precisamente se lidera en accidentes viales, denuncia de la Asociación Nacional de Aseguradoras, aquí hace unos días.

¿Y qué es lo que pasa con la autoridad?, pues eso, que no quiere ir a interrumpir las fiestas y hacer respetar los reglamentos, porque temen la reacción de los parroquianos.

Aunado a esto, diversas autoridades nos han comentado que ante el incremento de hechos violentos en otros estados, protagonizados por los cárteles, en Durango se ha preferido tomar distancia de esos grupos y no arriesgar ni a agentes de seguridad, ni a inspectores municipales ni la imagen personal de los encargados de oficina, es decir, mejor se les deja que hagan lo que quieran. Y ello es lo que redunda en que Durango haya dejado de ser aquella ciudad tranquila que recordamos con nostalgia muchos durangueños.

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