Por Omar García Rosales
Desde su creación las cintas animadas se han considerado solo para los más pequeños. Y aunque existen muchas obras maestras para ese público, hace veinte años El Viaje de Chihiro hizo voltear a todo el mundo gracias a su trama reflexiva y sorprendente.
Estrenada en 2001 y dirigida por Hayao Miyazaki con el sello de animación del estudio japones Ghibli, El Viaje de Chihiro nos presenta a Chihiro Ogino, una niña terca e ingenua que se está mudando a un nuevo hogar junto a sus padres. Durante su viaje la familia se topa con un parque de atracciones abandonado el cual deciden investigar encontrando a un joven que le advierte a Chihiro que ella y sus padres tiene que salir de ese lugar antes de que anochezca. Sin darse cuenta la noche llega y el lugar es poco a poco a ser visitado por diferentes espíritus, convirtiendo a sus padres en animales, por lo que ahora nuestra protagonista tendrá que trabajar en este lugar para así poder salvar a sus padres y volver al mundo real.
Gracias a su gran animación e historia, le convirtieron en la película más taquillera en la historia del país del sol naciente. Saltando rápidamente su fama a nivel mundial consiguiendo 35 premios, incluido el Oscar a Mejor Película de Animación, convirtiéndose así en la primera y única cinta de animación japones en obtener este galardón. Para Miyazaki y Studio Ghibli, esta se convertiría en su obra más representativa, convirtiéndose en un reflejo del mundo actual en donde las personas están sumergidas en el trabajo, sin dejar un espacio para algo más.
La película es un viaje de la infancia a la madurez, ya que somos testigos de como Chihiro tiene que dejar a un lado sus miedos y su infancia, para ser responsable y trabajar arduamente para recuperar a sus padres. La obra guarda cierta relación con Alicia en el País de las Maravillas, en donde se muestra un universo fantasioso y laberintico, el cual la despoja de su identidad a la protagonista para ponerla frente a seres extraños y mágicos, como parte de las pruebas que debe superar para que pueda crecer.
En un mundo espiritual dominado por la diabólica hechicera Yubaba, habitado por dioses del rio, ranas parlantes y diferentes criaturas, los efectos visuales y la animación empleada realzan la visión artesanal del estudio fusionándola con la animación digital para mostrar un producto de gran calidad con un nivel de detalle increíble.
A veinte años de su estreno en cines, El Viaje de Chihiro nos toma de la mano para salir de nuestra zona de confort, para sumergirnos en un maravilloso y misterioso mundo espiritual, en donde lo más importante es nuestra propia visión que tenemos nosotros mismos sobre nuestro futuro. Una cinta atemporal icono para el cine animado de todo el mundo.