Ciudadano K: Las ratas huyen del barco que se hunde…

  • Las ratas huyen del barco que se hunde, eran “amigos de la nómina”, nunca servidores leales.
  • Los gobernadores siempre se quedan solos, decía don Armando; cuando le llegó el día, solo Guillermo Gutiérrez estuvo con él.
  • Los sexenios terminan con arteras traiciones y deslealtades.

Por Juan Nava Stenner

El gobernador Armando del Castillo Franco, fue uno de los mejores que alguna vez tuvo Durango. Ingenioso y dicharachero, calificaba a sus funcionarios no como incondicionales, sino como “amigos de la nómina”. Siempre se dijo que don Armando había sido una imposición al PRI del presidente López Portillo, que no era duranguense sino de la Ciudad de México. Buscando una diputación federal le “encontraron” un acta de nacimiento en Canatlán, pero se hizo en México y su enorme experiencia como abogado le dio prestigio y riqueza.

Llegó a Durango para suceder a Mayagoitia, no tenía amigos, pero ya como candidato al gobierno, le llovieron a cántaros. Lo lisonjeaban y él los bromeaba. Le toleraban de todo.

– “No espero amistad ni lealtades este amor es pasajero” -comentaba-. “Están felices cobrando. Felices como niños en el circo”- Luego a toda esa camada de funcionarios les llamarían “los caballos blancos”, alusivo a la obediencia que mostraban algunos ante el dinero que salía de la secretaría de Finanzas de ese entonces.

En sus giras, que procuraba fueran por tierra porque le daban temor las avionetas, avizoraba el fin de su sexenio, cuando le preguntaban:

-Jefe, ya se están yendo los funcionarios, ahora ni como amigos de la nómina se quieren quedar-.

Faltaban semanas para que José Ramírez Gamero asumiera la Primera Magistratura del Estado.

– “Es la maldición de la política, te quedas solo al final”-.

Se vaciaba el gobierno, ya nadie acompañaba a don Armando a los actos públicos. Sus funcionarios, se esmeraban por quedar bien con el “pajarito”, y procuraban una sana distancia con don Armando. En ocasiones, a las cenas de los rotarios, o de los leones, o de los sembradores de amistad, nadie lo acompañaba. Solo Azcuí y doña Esther. Bueno, ni a los actos de gobierno.

Su secretario de Obras Públicas, el arquitecto Guillermo Gutiérrez Martínez le era y fue fiel hasta el final. Gutiérrez un hombre eficiente, honesto y leal, con el jefe. Los demás, ya andaban tras “el pajarito” Ramírez Gamero, siguiente gobernador intentando colocarse, a través de Sergio González Santacruz, y la raza de la CTM que iba viento en popa.

El último día de su mandato, Armando del Castillo y doña Esther, su esposa, fueron acompañados al aeropuerto por el único leal Gutiérrez Martínez.

“No se preocupe arquitecto, así es la política y así son en Durango los buscachambas, nunca fueron amigos sino solo “amigos de la nómina”. No lo despidieron ni como agradecimiento.

Don Armando del Castillo murió en un accidente carreteril de Cuernavaca a Ciudad de México, en la fatídica curva de la pera. Se cumplieron recién 29 años de su muerte. Sus palabras se agigantan, se repiten, sonorizan como un maldito eco:

– “Al final los gobernadores terminan solos”-reflexionaba.

La política se convierte fácil en una obsesión, deja dinero mucho dinero. Hoy es la forma más sencilla de enriquecerse sin trabajar, “haciendo como qué hacen, pero no hacen nada”. Al paso de los años en Durango, la política enriqueció a muchos que si ahorita fueran auditados, no podrían justificar sus propiedades, cuentas bancarias y gastos. Varios son ricos ofensivos, otros ricos nomás, pero ricos. Exgobernadores, exfuncionarios, expolíticos, hoy viven en mansiones, conducen lujosos autos, gastan como jeques en un país de pobres. Con ellos, los constructores que recibieron canonjías y favores previo moche. Se ven todos los días. Por eso es inusitado el interés que cobran estas elecciones del primer domingo de junio de este año. No es que quieran ser diputados, es que quieren ser millonarios. Es eso. El servicio al pueblo y su amor por Durango, es una vacilada.

Cuando agonizaba el gobierno de José Ramírez Gamero no se notó tanto la desbandada porque la central obrera local a la que pertenecía el gobernador lo arropó y cobijó de la mejor manera dándole un blindaje que los siguientes gobernadores no tuvieron. Con Ramírez Gamero la CTM mostró músculo y unidad y no hubo reclamos sociales ni comentarios perversos, fue JRG un gobernador aceptado, bien visto. Pero el sexenio de Ramírez Gamero tuvo una actuación destacada. No contrató créditos y pagó toda la deuda de Durango hasta dejarla en cero.

El sexenio sí tuvo descontentos pero Efrén Enríquez Ordoñez, “El casco”, tuvo un papel hegemónico en el feliz finiquito sexenal, un “bombero” eficaz, compuso todas las diatribas y enconos, reclamos y objeciones, que tenía el régimen y con él, dejó amigos no enemigos el “pajarito”.

Maximiliano Silerio Esparza y Ángel Sergio Guerrero Mier también se quedaron solos al final, solo sus familias los acompañaron. Llegó el sexenio de Ismael y ninguno de los anteriores funcionarios encontró chamba. Los meses que siguieron fue de desolación porque pocos impulsaron algún negocio o porvenir, la mayoría a la espera de ser llamados por el nuevo buró. Ismael fue el único exgobernador que siguió una carrera política, claro, no sin cuestionamientos.

Así veo a José Rosas Aispuro Torres al final de su sexenio, solo. Ninguno va a ser leal porque y así se nota cuando se les ve coqueteando con Morena, con Enríquez, con Esteban. O simplemente porque buscan una curul.

Ya empezaron a renunciar sus favorecidos bajo “el legítimo derecho a concursar por otra chamba”. Unos que se dijeron amigos y compadres, cuando realmente eran “amigos de la nómina”, abandonan el barco desde temprano. El gobierno de la 4T, López Obrador y los integrantes de Morena en Durango, le han hecho la vida de cuadritos al mandatario y su gobierno parece ya no poder despegar.

Lo hecho, hecho está… “Ahora el capitán muere con su barco y las ratas saltan al agua”.

Y esto, no es el legítimo derecho a buscar una posición mejor, sino es una traición a quien les dio confianza, amistad y trabajo para servir a Durango. Huir a año y medio del término de la administración, es lesionar el futuro y la confianza de Durango. Nunca tuvieron mérito más que el oportunismo, la chance.

 

 

 

 

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