¿Distanciarnos del sufrimiento?

MTF. Alfredo Arévalo

Generalmente cuando una persona acude a terapia es porque un acontecimiento muy grande sacudió su vida, sin embargo, no acude en ese momento, busca utilizar sus propias herramientas para poder sentirse bien, en ocasiones se evita hablar de ello para que deje existir, otras se evade adquiriendo hábitos que consuman la mayor parte del tiempo, o se deja llevar por la culpa castigándose por lo sucedido; estos son solo ejemplos hay muchos otros caminos que se pueden recorrer en busca de sanar.

Si esto lleva mucho tiempo en la persona, es común verlos como si una roca gigante los oprimiera, y luego de llevar esa carga por tanto tiempo es normal que afecte otros ámbitos de la persona. Es necesario aclarar que esta roca es única para cada uno de los pacientes, unas pueden ser tan ligeras como un pañuelo, pero luego de llevarla no cansa por el peso, sino porque está ahí escondida; otras desde el principio tienen un peso enorme y es sorprendente cómo una persona ha decidido llevar cargando eso por su propia voluntad.

Soltar

Como mencionaba una paciente “tengo miedo de soltar, porque cuando suelte sé que voy a cambiar”; en todos los casos es necesario que se deje esa carga, puedes iniciar un viaje con mucho equipaje, pero te hará ir lento y tardarás mucho en llegar al destino. Todos tenemos sueños y metas que queremos realizar, sin embargo, es necesario darnos cuenta de qué nos corresponde afrontar y hacernos responsables de ello.

Uno de los ejes que suelen articular la terapia tiene que ver con la aceptación; aceptar que el sufrimiento o la ansiedad o la tristeza o los pensamientos recurrentes van a formar parte de nuestras vidas; eso al contrario de lo que pueden creer no es resignarse, tampoco es darse por vencido, es admitir nuestra humanidad, ver estos fenómenos tal y como son.

Es complicado, sí, mas si tenemos la idea absurda que tenemos que ser felices siempre, y digo absurda porque es una forma de polarizar las emociones y obligarnos a negar nuestra naturaleza. Hemos aprendido a evitarnos de muchas maneras posibles y siempre buscamos fuera, en la pareja, el dinero, el trabajo, etc.

En una ocasión a un paciente con ansiedad le cuestioné por qué no dejaba sentirse, obviamente respondió “no me gusta sentirme mal, prefiero pensar en otras cosas o hacer algo que me distraiga”, es claro que estamos programados para evitar el dolor, además que culturalmente se busca una felicidad permanente y ecuánime; pero lo que no entendemos es que el dejar de mirar no hace que desaparezca, solo se guarda hasta la próxima vez que lo dejemos salir.

Paradoja

En este punto nos encontramos en una paradoja, un hecho que parece contrario a la lógica, pues cuanto más busco desprenderme de mi tristeza o ansiedad, más está presente y más sufrimiento genera. Entonces si hacemos lo contrario ¿qué pasaría?, si en lugar de negar la realidad la acepto como mía, menos poder tendrá sobre mí.

Si en lugar de evitar las sensaciones que nos provocan la tristeza o la ansiedad las recibimos y dejamos que nos hagan “sentir”, si en lugar de tratar de hacer otra cosa cuando los pensamientos se adueñan de nosotros les damos la bienvenida. No crean que es dejarse llevar por ellos como una hoja en el río, al contrario, es asumir una responsabilidad, saber que esto que pasa es parte de nosotros en este momento y darle un sentido de realidad.

Los pensamientos son eventos mentales, no la realidad, debemos reconocer nuestros pensamientos cuando llegan, también saber que si lo deseamos podemos distanciarnos de ellos al no hacerles tanto caso; empezar a asumir que los pensamientos no son los hechos son solo ideas que se cruzan en el camino de vez en cuando; si conseguimos eso iniciaremos un proceso de liberación.

Una pausa para mirar dentro

Todos somos propensos a tener depresión, ansiedad, irritabilidad, estrés, pensamientos invasivos, miedo; de igual manera todos tenemos mecanismos para defendernos de los problemas que enfrentamos día a día, no obstante, es necesario mostrarnos un poco de respeto y cariño a nosotros mismos, y regalarnos un poco de tiempo dentro de nuestra vida ajetreada. Introducir pequeñas pausas en nuestras vidas nos ayudará a poner atención al cuerpo, a nuestras emociones o a nuestra respiración, harán que recuperemos la calma y el control de nosotros mismos.

Debemos recordar que el sufrimiento emocional también se da a nivel físico; y nuestras emociones se presentan en nuestro cuerpo cuando las hemos ignorado por mucho tiempo, el soltar todo aquello que nos agobia es necesario para iniciar el cambio, pero para ello es necesario aceptar nuestra realidad en el presente, saber que lo que hoy vivimos está aquí para cumplir con algo, y no quiere decir que se vaya a quedar, el observarnos y reconocer lo que nos pasa nos ayudará a que sea más fácil que en algún momento podamos recuperar nuestro equilibrio y distanciarnos del sufrimiento.

Bueno, no tenemos otra opción que vivir, así que creo que tu mejor apuesta es aprender a sufrir la existencia”. Andy Samberg.

Sobreviviremos al próximo lunes… si nos cuestionamos nuestra realidad.

 

Si tu vida está en un momento complicado y sientes que necesitas ayuda, puedes contactarme al 618-152-79-65, con gusto te acompañaré y buscaremos una solución.

 

 

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