Por Azu Macías
Apoyar y rescatar… Cuando dos personas se unen en pareja precipitadamente lo que hay es un deseo de fusión, la sensación de ser una persona aparte se aleja cada vez más, conforme pasa el tiempo empiezan a vivir los sentimientos del otro y sus cambios anímicos se vuelven también contagiosos, de modo que si el otro está bien, yo también estoy bien, impidiendo esto hacerse cargo de sí propio bienestar.
Es frecuente dejar de lado a familiares, amigos, cosas del trabajo, pasatiempos y ni siquiera porque el otro lo pida deliberadamente, sino porque una gran cantidad de energía se dedica ahora al funcionamiento de está pareja, hacia amar y ser amado con el fin de obtener la aprobación y buena mirada del otro.
Según Susan Forward, motivados por las creencias y costumbres, existe una fantasía de rescate: si el compañero es encontrado en necesidad económica, afectiva o laboral (entre otras muchas como adicciones, problemas con la autoridad o la estabilidad), la mujer afianza el deseo de que por su amor él se convierta en el triunfador, responsable, amoroso que alguna vez fue (aunque haya sido un destello que ella fijó bien en su memoria). La idea de ella es que él lo tiene oculto bajo la superficie, por lo que ella se desmide en dar: amor, confianza, apoyo económico, satisfacción sexual o lo que sea que el compañero este necesitando, así resolverá sus heridas y estará en condiciones de entregarle lo mismo.
Ese es justamente el peligro: ella cree que su amor puede curarlo, pero no sabe distinguir entre la ayuda a un hombre que ha mostrado saber cuidarse solo y que pasa por un momento difícil, de aquel cuya vida es un constante momento difícil sin solucionar, por lo que requerirá el rescate de manera continua.
Reconocer que es una fantasía y asumir de forma más humilde que ella no tiene el poder de cambiar a quien debe crecer solo, que ella tiene derecho a no ser un manantial incesante de generosidad o una torre de fortaleza, que puede sentirse frágil también y necesitada de apoyo; es el mayor reto que conducirá paulatinamente a practicar relaciones más maduras en donde se da y se recibe y dónde no es lo mismo apoyar que rescatar.