- De grandes monumentos funerarios se ha pasado a los no tan costosos, pero sí dignos.
- En la actualidad sí hay quien trabaje en grandes monumentos, pero representa un costo elevado.
Perla Rodríguez / La Voz de Durango
Con el paso de los años ha cambiado la manera de despedir a familiares tras la muerte, al igual que se ha modificado el escenario en que son depositados.
El arte funerario se observa en primeras manifestaciones durante el periodo paleolítico, con monumentos funerarios que eran las pirámides de Egipto, donde estaban los grandes faraones; se trata de “una dedicatoria de la familia hacia el yacente”, comentó José Alonso Martínez Barrios, director del Museo de Arte Funerario Benigno Montoya.
En el caso de Durango, se tiene un panteón con amplio repertorio de monumentos funerarios, “donde sí va a tener una evolución la proyección de la muerte”.
Y es que explicó que en primer término se tiene el asentamiento de panteones decimonónicos, con la construcción de capillas, esculturas, cruces.
Pero ya en el siglo XX, décadas de los 50’ y 60’, se determina una devaluación del arte funerario a través de los moldes que comienzan a realizar para edificar un monumento no tan costoso, pero sí digno para la persona.
En la actualidad realizar una capilla de gran manufactura y calidad es difícil, y es que aunque sí hay canteros y escultores que pudieran trabajarlo, sería un costo bastante elevado, enfatizó Martínez Barrios.
EVOLUCIÓN EN MONUMENTOS FUNERARIOS
En el Panteón de Oriente, se tienen diferentes procesos, y una evolución en los monumentos funerarios.
Se aprecian estructuras con la conformación de placas aras funerarias, pero también asentamiento de cruces, catafalcos y capillas.
“Los primeros monumentos funerarios se establecen para prácticamente el último cuarto del siglo XIX, en el que ya vemos la proyección de elementos historicistas. Estilos neogóticos, neoclásicos, neomudéjar, en composiciones tanto en capillas, catafalcos, cruces, y va a destacar la mano de artistas como Benigno Montoya”.
PANTEÓN DE ORIENTE
En sus inicios, el Panteón de Oriente, católico, se estableció con ciertos parámetros. Pero, se logra apreciar una decantación en cuanto a su estructura y conformación manifestada en sus monumentos funerarios.
Sin embargo, la estructura estaba determinada en una clase económico preponderante. Aunque había quienes adquirían títulos en menor costo, o temporales, que no eran a perpetuidad, habría que refrendarlos cada siete años.
De lo contrario se exhumaban los cadáveres y se trasladaban a la fosa común para darle espacio a otras personas.
El primer cuerpo llegó a este panteón en 1861, se tiene el registro formal de Ruperto Aragón. Empieza a haber sepulturas en la ciudad de Durango desde el siglo XVI, XVII, XVII y todavía siglo XIX.
Entonces, en el XIX, todavía antes de su fundación comienza a haber entierros en el Panteón de Oriente, pero formalmente en 1861.
