Por Nacho Aguado
En tiempos de pandemia; de crisis mundial, ¿Cuál es la prioridad de las personas?
Nadie estaba preparado para este colapso social, donde no hay una persona en el mundo a la que no le haya cambiado la dinámica y el ritmo de vida.
En México llegó el coronavirus a finales de febrero y, a la mitad de marzo inició el protocolo de #SusanaDistancia por lo que a 70 días en cuarentena, las personas tienen como prioridades, únicamente, los cómos reactivar su vida productiva, su vida profesional, rescatar un empleo o cuidar el que todavía se tiene; cómo enfrentar la situación de colapso económico y resolver su situación a corto plazo; el mediano y largo plazo es lo de menos.
El grueso de población está sufriendo. Se está endeudando y abre dos pozos para tapar uno. El punto es que las personas solo ven y observan al interior de sus hogares, para solucionar y encontrar una salida para sí y sus cercanos.
En el sentimiento popular no existen los temas superfluos como la política o los discursos ordinarios de las personas públicas. Si de por sí antes no eran valorados, ahora menos.
En tiempos de sensibilidad, vemos poca empatía social y, lo deseable es que quienes tienen responsabilidad pública impulsen una agenda distinta para cambiar el orden actual, por uno actualizado a la nueva modalidad que tenemos ya, y el que nos espera.
Lo peor que nos puede pasar es volver al mismo sitio de ideas y acciones, pero como observamos, en Durango no se ve esperanza de ello.
Políticos tradicionales en la grilla de las declaraciones, de los shows, del golpeteo, del señalamiento de acciones que ellos mismos tuvieron o tienen, como si fuera esa la vía de solución de las adversidades.
¿Coinciden en que son obsoletos? Nuestros empleados públicos son los mismos y lo mismo en su andar.
Partidos en su juego interno, pugnas de grupos, cámaras empresariales buscando negocios -gratis- en el orden público, y no en el que se supone dominan que es el privado; funcionarios en campaña; diputados sobre mediatizados; personajes peleando o buscando embestidas a los que estorban en aspiraciones o ambiciones. Acciones tradicionales improductivas.
Si no podremos hacer nada con ese tipo de personajes sin visión, sin criterios de concordia y el espíritu de aprendizaje, haría un llamado público por el registro en nuestra memoria, y el rechazo silencioso que nos encamina a ignorar todo aquello que no observa el bienestar colectivo. Es un llamado a ignorar la toxicidad pública.
Y para finalizar: todos somos un eslabón, en esta cadena social a la que pertenecemos todos. ¿Qué clase de eslabón eres tú?
¿De construcción o destrucción, de concordia o encono?
Debemos ser parte de una simbiosis, para que nuestro entorno crezca y se desarrolle, a pesar de aquellos a los que, silenciosamente, debemos rechazar.
#Durango #Productividad