El estado de Nueva York informó el sábado su número más bajo de muertes diarias por coronavirus, 84, en semanas en lo que Cuomo describió como un punto de referencia crítico.
Agencias
Nueva York.- Los neoyorquinos que experimentaron fiebre de cabina después de dos meses de cuarentena de coronavirus recibieron un aplazamiento inesperado cuando el gobernador Andrew Cuomo alivió la prohibición estatal de reuniones a tiempo para el fin de semana del Memorial Day. Pero los amantes de la playa se enfrentaron a un clima inclemente el sábado que amortiguó las multitudes.
Gotas diarias de muerte
El estado de Nueva York informó el sábado su número más bajo de muertes diarias por coronavirus, 84, en semanas en lo que Cuomo describió como un punto de referencia crítico. El recuento diario de muertes alcanzó un máximo de 799 el 8 de abril.
Reducir el conteo diario de muertes del estado a menos de 100 parecía casi imposible hace varias semanas, dijo el gobernador. Esa cifra, considerada un indicador rezagado, se ha mantenido obstinadamente alta incluso en medio de otros signos de aliento.
“En mi cabeza, siempre estaba buscando llegar a menos de 100”, dijo Cuomo. “Para mí, es una señal de que estamos haciendo un progreso real”.
El número de pacientes hospitalizados también continuó disminuyendo, cayendo a más de 4,600.
Cuomo anunció que la región Mid-Hudson, el área a lo largo del río Hudson al norte de la ciudad de Nueva York y al sur de Albany, comenzará a reabrir el martes, y Long Island podría hacer lo mismo el miércoles.
Restricciones de facilidad
Cuomo firmó una orden el viernes por la noche que permite a las personas reunirse en grupos de hasta 10, siempre y cuando se mantengan al menos a 6 pies de distancia de otras personas y usen máscaras cuando no puedan mantener esa distancia.
La orden sorpresa llegó horas después de que la Unión de Libertades Civiles de Nueva York presentara una demanda que desafía las reglas anteriores que permitían reuniones solo para servicios religiosos y conmemoraciones del Día de los Caídos. La NYCLU argumentó que la Constitución exige que se extienda el mismo derecho a las personas que se reúnen por otras razones.
