MTF. Alfredo Arévalo
Luego de que un virus viniera a detenernos parcial o totalmente, se han presentado muchos cambios, en el medio ambiente la presencia del ser humano al parecer era demasiado tóxica para soportarla, y gracias a la cuarentena la naturaleza ha retomado su lugar; pero no solo eso, a nivel personal a poco, o mucho tiempo, se han comenzado a valorar cosas que antes no eran tan importantes.
Estos cambios se han presentado de manera obligada, en realidad ninguno habría decidido detener su rutina diaria para estar en casa, sin embargo, pasó y lo estamos viviendo, a causa de esto, se presentó una modificación en nuestra vida, y ahora habrá que preguntarnos ¿Qué pasará cuando esto termine?
Lógicamente habrá un cambio en nuestra manera de relacionarnos; en este periodo en casa habrá personas que no puedan estar consigo mismas y necesiten hablar con alguien más, quien sea, por ello el uso de la tecnología se vuelve importante, pero también es un detonante para generar ansiedad, pues está presente mucha información que no tenemos la certeza que sea verdadera.
Dentro de nuestra rutina ocupada tendemos a sobreanalizar las cosas, ahora en el silencio de nuestro hogar es como si un tsunami nos arrastrara, una oleada enorme de pensamientos, unos con sentido y otros que no lo tienen, pero todos ellos llegan a nuestra cabeza sin un filtro; recuerdos de situaciones que quisiéramos cambiar, planes que debemos aplazar o cancelar, ansiedad o depresión pueden llegar a acompañarnos.
Ese sobreanalizar las cosas nos lleva a hacernos preguntas de nuestro contexto, la principal duda es si lo que estamos viviendo pasará pronto, o si se tendrá una cura para el virus, además si el pico más alto será en agosto hasta cuando estaremos en casa, realmente sirven las medidas que se están tomando, si la información es real o está manipulada, qué pasará con nosotros si no tenemos lo suficiente para aguantar estos días en casa, en fin, miles de cosas.
Esas cuestiones externas vienen acompañadas de otras más personales, además de los recuerdos, comenzamos a mirar sobre nosotros mismos, nos preguntamos si somos capaces de superarlo, qué pasaría si enfermamos, comenzamos a poner atención a como nos sentimos físicamente, nuestra salud se vuelve un foco de atención, nuestra temperatura, garganta, si es gripe o no, algo que nunca lo hicimos debido a nuestra rutina.
Pero ahora debido a que alguien metió el freno de golpe, vemos que nos tenemos que cuidar y preocuparnos por quienes amamos, saber si están bien, cuidarnos y cuidarlos; por ello cuando esto termine me pregunto, ¿a qué valores les daremos más importancia?
Si hemos visto que el mundo se mejora sin nosotros ahí, ¿qué haremos?, en ese aspecto en realidad creo que no pase mucho, si ya vimos el caos en el Amazonas y en Australia, mismo que conmovió solo a unos cuantos, entonces no creo que el encierro cree una conciencia ambiental.
La falta de contacto podría ayudarnos a ser más selectivos con quien vamos a interactuar, sería una forma de aprender a valorar a quienes queremos que nos acompañen; o por otro lado extrañar tanto la compañía que deje de importar quien esté cerca, mientras no estemos solos.
Si se supone que en un periodo de 21 días se forma un hábito, con qué nos vamos a quedar de esta cuarentena, un hábito inconstante de comer por ansiedad, dormir hasta tarde, estar en pijama; para evitar esto recomiendan que se haga una rutina como si saliéramos fuera, levantarse, bañarse, desayunar, usar la ropa que usaríamos en el trabajo, etc., esto evitará que desarrollemos hábitos que luego nos costará eliminar.
E este momento estamos ante tres posibilidades, según científicos especialistas en el Covid-19, que todos los países logren controlar el virus simultáneamente, como sucedió en el caso del SARS original en 2003; el virus hace lo mismo que las pandemias de gripe del pasado: arde en el mundo entero y deja a su paso suficientes sobrevivientes inmunes, un escenario de ‘inmunidad de manada’, pero el coronavirus es más transmisible y mortal, por lo que dejaría muchas muertes para llegar a este punto; o finalmente el mundo mantiene un prolongado juego de las escondidas con el virus, para erradicar los brotes que van apareciendo hasta que se pueda producir una vacuna; es la mejor opción, pero también la más lenta.
En cualquiera de estas posibilidades lo esencial es el tiempo, y como no somos expertos en el tema, lo único que nos toca hacer es cuidarnos y cuidar a los demás, siguiendo las medidas de higiene para evitar la propagación del virus. Luego de que superemos esto, podremos recordar la pregunta que hicimos en este artículo y poder dar a una respuesta a, ¿qué pasará cuando esto termine?
“No hay que temer nada en la vida, solo hay que entenderlo. Ahora es el momento de entender más, para que podamos temer menos”. Marie Curie
Sobreviviremos al próximo lunes… si somos responsables y cuidamos de nosotros.
Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com